Marcos Rojo vivió dos minutos fatídicos en la cancha de Sarmiento. En su vuelta a la titularidad con la camiseta de Boca, el capitán tuvo en sus pies la chance de abrir el partido desde el punto del penal. Sebastián Meza, arquero del rival, se quedó con su tiro y le evitó el grito.

Un minuto después, tras el corner derivado por el penal, Rojo volvía a la defensa cuando ocurrió la jugada desafortunada: se dobló la rodilla y cayó al piso, en una lesión que no pinta para nada bien. Inmediatamente Fabra hizo señas al banco de suplentes para el cambio.

El capitán fue retirado en camilla con lágrimas en sus ojos y un gesto de impotencia indisimulable. Llegó al banco de suplentes y no pudo contenter el llanto. Sus compañeros intentaron consolarlo, pero la frustración fue más fuerte.

En las próximas horas, se le realizarán los estudios correspondientes para determinar la gravedad de la lesión. Las imágenes no pintan para nada bien.