Lo ocurrido en Cali ya es parte del pasado. Hay que olvidarlo, pero a su vez tenerlo presente. Porque en la Copa Libertadores y con la camiseta de Boca puesta, la imagen que el equipo debe mostrar tiene que ser diferente a lo que se vio en Colombia.

Este martes, con el aliento del público y en una de esas noches coperas que tanto nos gustan, el Xeneize debe estar a la altura frente a Always Ready. No solo desde el resultado, que será fundamental para acomodarse en el Grupo E, sino también desde el juego. Las formas importan y es momento de que los dirigidos por Sebastián Battaglia asuman el protagonismo que tanto se pide.

Si la cosa va bien, el objetivo estará en sostenerlo en el tiempo. Al menos, durante los noventa y pico de minutos que dure el choque ante los bolivianos. Pero si la cosa va mal y no funciona, el requisito elemental pasará por sacar ese plus que exigen los colores que representan a millones en el mundo. Como dijo alguna vez Juan Román Riquelme, hay ciertas cuestiones que pueden suplirse con actitud.

Que los de adentro contagien a los de afuera. Que se convenzan que la oportunidad de jugar Copa con la azul y oro no la tienen todos. Que entiendan, también, que acá se perdona todo, menos la apatía para sobreponerse en los momentos adversos. Y que dejen conformes, más allá de lo que indique el tanteador, a miles que saldrán apurados del trabajo para estar una vez más junto a los colores de la forma que sea.