Boca está pasando por un momento complicado y no encuentra de dónde agarrarse para resurgir. PBJ analiza el presente Xeneize y propone una mirada crítica en el seno del club.

Es un gigante, enorme. Está golpeado y, por su gran tamaño, le cuesta levantarse. Desde el piso escucha los murmullos de la gente y periodistas, los rumores y comentarios.

Busca concentrarse y meditar la mejor forma de ponerse de pie. No puede, ideas le faltan. Su amo y señor de la creatividad no está pasando por su mejor momento y Boca depende de él, le guste a quién le guste y le pese a quien le pese. Para peor, hoy vio la roja.

Entonces, apuesta a la mítica garra característica de la hinchada. Logra levantarse en un chato partido ante el eterno rival y, con más garra que fútbol, lo supera con comodidad. La gente se ilusiona pero días más tarde, un débil Chacarita le hace pasar papelones. Tampoco le sirve.

El entrenador mete cambios, prueba variantes, pero ninguna responde. Se cansó de hacer cuentas, tablas, modelos y esquemas. Cuando él los ubica, después ellos se mueven. Y fallan. Como en el segundo gol ante los Funebreros o el tanto de la derrota ante Central, un verdadero blooper.

¿La dirigencia? Nada, nada, nada, como un pez en el agua. Apostó por el proyecto Alves y ahora ya quiere tirarlo por la borda. ¿La culpa es del técnico o simplemente es más fácil echar a uno que a veintitrés?.

Errores, falta de compromiso, poco sentimiento por la gloriosa institución Xeneize que ya cumplió 105 años. El hincha ya no pide barbaridades, solamente quiere ver entrega, tal como lo hace él alentando en cada partido, sea cual sea el resultado.

Desde el más mínimo e insignificante del plantel hasta el más alto dirigente, quizás haría falta escuchar el Himno del club, que representa los intereses de la gente:

“Boca es nuestro grito de amor
Boca nunca teme luchar,
Boca es entusiasmo y valor,
Boca Juniors. . . a triunfar. . .”