Con esa garra que tanto se extrañó en 2009, Boca estuvo cerca de llevarse un punto de su visita a Newell’s luego de que al principio el encuentro pintaba para una catastrófica goleada en contra. Sin duda el punto a destacar, pese a la derrota.

Antes de los 20 minutos del primer tiempo Boca perdía 3-0 por los tantos de Juan Manuel Insaurralde, Jorge Achucarro y Mauro Formica. La defensa hacía agua por todos lados e incluso Newell’s tuvo chances para seguir aumentando la diferencia.

Cerca de la media hora, el Xeneize logró comenzar a salir del asedio impuesto por su rival. Apareció más en acción Juan Román Riquelme y el conjunto leproso además decidió regular fuerzas para su choque por Libertadores el miércoles.

De cualquier manera, los intentos boquenses resultaron bastante tibios. Así y todo, sobre los 32 minutos, Sebastián Prediger fue derribado en el área y Federico Beligoy cobró penal. Martín Palermo lo cambió por gol. Igualmente, futbolísticamente hablando, la remontada pareció lejana.

Sin embargo para el complemento las participaciones de Román y Nicolás Gaitán fueron más profundas, punzantes y efectivas. Dos tiros libres y varios remates de media distancia del enganche, algún desborde del delantero y las apariciones del ingresado Cristian “Pochi” Chávez fueron de lo mejor del equipo en esa etapa. Lamentablemente Palermo no tuvo ocasiones de recibir mano a mano con Sebastián Peratta. Justamente el portero fue uno de los grandes responsables de que Boca no alcance la igualdad.

Sin embargo, las escasísimas veces que Newell’s decidió atacar generó peligro por las grandes falencias en las marcas de una última línea desconcertada.

La expulsión de Agustín Alayes, eficiente zaguero local, pareció abrirle la puerta definitivamente a los de Abel Alves para el empate. Por eso el técnico se jugó sacando a Claudio Morel Rodríguez y haciendo ingresar a Lucas Viatri, quien a los 40 encendió la esperanza que parecía desvanecerse: recibió en la medialuna del área, se fabricó el espacio y definió con clase. Era el 2-3.

Enseguida se lo perdió Gary Medel a la salida de un córner (apareció Peratta nuevamente) y también probó Federico Insúa de afuera. Nada dio resultado. Para colmo, a los 45 el Pocho exigió demasiado a Roberto Abbondanzieri con un pase complicado y obligó al Pato a despejar a cualquier lado. Lucas Bernardi capturó el balón y definió desde lejos. Este gol terminó con las ilusiones.

Sin embargo, viene bien destacar que luego de ver un equipo sin reacción durante todo el 2009 y el verano 2010, ayer ante la adversidad no hubo fútbol pero si la garra, el corazón y la pasión que a todo boquense le gusta ver. A pesar de las debilidades defensivas que deben corregirse con urgencia, el equipo nunca dio el encuentro por perdido y ésa es una buena señal.