Boca tuvo un pésimo rendimiento y fue goleado 4-1 por Estudiantes en Mar del Plata.

Durante el primer tiempo Boca jamás encontró su mejor funcionamiento. No supo tener la pelota, prácticamente no generó ocasiones y no insinuó nada interesante de mitad de cancha hacia arriba.

Sin salida por los costados, con Federico Insúa poco participativo, Gary Medel y Ariel Rosada poco iluminados, los defensores abusaron del recurso del pelotazo, por lo que Pablo Mouche tuvo pocas chances de desbordar y Lucas Viatri sólo una vez estuvo cerca del gol (cabezazo tras un tiro de esquina).

Estudiantes de La Plata siempre estuvo más firme y sus mediocampistas se mostraron más seguros que los boquenses. Se aprovechó de los constantes desacoples de los defensores, en especial los centrales Gabriel Paletta y Claudio Morel Rodríguez, y tuvo cuatro chances claras en los pies de Leandro González que el atacante Pincha no supo aprovechar y otra en la cabeza de Leandro Desábato.

El 0-0 al descanso demostraba que el partido no era nada bueno, porque lo del elenco platense tampoco fue deslumbrante, pero Alfio Basile tenía más dudas de cara al complemento que Alejandro Sabella.

El segundo tiempo puede resumirse con una sola palabra: desesperante. Boca mostró la peor de sus caras y recibió todos los goles que Estudiantes quiso hacerle.

Desábato ya había ganado de arriba dos veces frente a la marca de Medel cuando se produjo el primero de los graves errores que culminaron en goles. Todos marcaron (mal por supuesto) a Leandro González que se fue por la derecha de la defensa, tiró el centro y por atrás de todos apareció Maximiliano Núñez para poner el 1-0 abajo del arco. Iban cuatro minutos del complemento.

Sobre los doce, las marcas volvieron a ser deficientes, le volvieron a ganar las espaldas a Medel y Rosada y los defensores no achicaron. En ese gran espacio que quedó entre mediocampistas y defensores apareció el joven Michael Hoyos para sacar su remate de media distancia, que dio en el palo y se metió ante la estirada de Javier García. Para completar la catástrofe, José Sosa sacó un remate de treinta metros tres minutos más tarde (pasividad defensiva mediante) y puso el 3-0 con fortísimo disparo.

Boca siguió deambulando por la cancha, desordenado, sin identidad y apenas amagó una tibia reacción cuando Lucas Viatri recibió uno de los tantos pelotazos desde lejos, superó a Cristian Cellay, dejó en el camino al arquero Agustín Orión y descontó. Enseguida volvió a exigir al arquero que desvió el remate y Federico Insúa hizo lo suyo, pero también se topó con el portero.

Los quince minutos finales fueron totalmente intrascendentes. El Xeneize no volvió arrimarse, Estudiantes controló las acciones y sobre el final otra pifia de los encargados de resguardar el arco culminó en el 4-1. Medel la tiró hacia atrás, el balón le rebotó a Gabriel Paletta, Claudio Morel Rodríguez se cayó y Jerónimo Morales Neumann sentenció el resultado en el segundo minuto adicionado. Fiel reflejo de este Boca.

El final dejó muchísimas dudas. Y también dejó la certeza de que Boca necesita refuerzos de calidad, porque de lo contrario es difícil que este equipo sea capaz de pelear por algo.