Boca tuvo un muy mal año 2009, donde no logró hacer pie ni con Ischia ni con Basile y que dejó como saldo la ausencia en la Copa Libertadores 2010.

El 2009 fue raro para Boca. Este Boca arrancó como candidato al Clausura(era el último campeón nacional) y la Libertadores. Sin embargo la ilusión duró muy poco. El regreso de Carlos Bianchi al club, esta vez como manager, aportó a la ilusión de todos los hinchas, pero malos manejos dirigenciales ensuciaron la imagen del club y sin duda repercutieron en el paupérrimo nivel del equipo.

Con Carlos Ischia en el banco, el Xeneize pasó con facilidad la fase de grupos de la competencia continental (5 triunfos y una derrota), pero tras empatar 2-2 con Defensor Sporting en Uruguay por la ida de los octavos de final, jugó muy mal y cayó como local 1-0, cortando un invicto de seis años en casa, y terminando su participación mucho antes de lo esperado. Esto y el mal desempeño del equipo en el certamen local (terminó 14º con 22 puntos) empezaron a marcar la salida del entrenador, que se consumó poco tiempo después.

El retorno del multicampeón Alfio Basile al banco de suplentes de Boca y los refuerzos de renombre que se contrataron para el segundo semestre (Gary Medel y los regresos de Federico Insúa y Ariel Rosada) opacaron las salidas de importantes jugadores como Rodrigo Palacio, Fabián Vargas y Luciano Figueroa.

Sin embargo, y pese a una auspiciosa gira por Europa que generó expectativa, el equipo jamás encontró su funcionamiento óptimo y sufrió muchísimo, sobre todo de mitad de cancha hacia atrás. Se despidió rápido de las dos competencias que disputó. En la Copa Sudamericana cayó con Vélez en primera ronda (1-1 en casa y 0-1 de visitante) y nunca pudo recuperar terreno tras un mal arranque en el Apertura. Acabó 11º con 27 puntos y jugadores como Roberto Abbondanzieri o Julio César Cáceres ahora son discutidos y se duda sobre su continuidad en el club.

¿Un atenuante? Las lesiones, que marginaron a futbolistas importantes en varios partidos. El caso más claro es el de Juan Román Riquelme, que estuvo sólo en 26 de los 48 partidos del Xeneize en este mal 2009.

El saldo del año son la misma cantidad de victorias que derrotas (18) y 12 igualdades. Los números hablan por sí solos de estos paupérrimos doce meses (fue la primera vez desde 2002 que se culmina todo un año sin títulos) que habrá que dejar atrás y levantar cabeza como sea en el 2010 que comienza dentro de algunas horas, para volver a ser, para poder volver a gritar Boca campeón.