Pompei volvió e hizo jugar a Araujo, tal como había hecho Ischia con Noir, en el Clausura 2008 ante Racing. Ambos metieron su primer gol en primera para darle la victoria a Boca.

No es noticia decir que, cuando comienza a sentirse ese últimamente muy conocido olor a quemado, quién se presenta con el autobomba es Roberto Pompei, quien ya demostró en su primera incursión como técnico de Primera División que está a la altura de las circunstancias.

También lo demostró hoy.

Fue Pompei quien decidió, obligado es cierto, mandar a la cancha a un juvenil que ya había tenido algunos minutos en Primera División: Sergio Ezequiel Araujo.

Con sólo 18 años, Araujo cumplió el sueño del pibe. Darle la victoria a Boca metiendo su primer gol, y en la Bombonera.

Con su aporte, el del pibe, y el del inagotable Martín Palermo, el del grande, Boca consiguió sacar adelante un partido dificilísimo frente a un Arsenal de Sarandí que todavía seguía prendido en la pelea por el título.

Como este domingo, un sábado de 2008 otro pibe cumplía con el mismo sueño.

En aquel encuentro, donde también debutaban nombres como Lucas Viatri y Sebastián Nayar, además de ser el segundo encuentro oficial de Pablo Mouche, Ricardo Daniel Noir ingresaba al césped de Brandsen 805 por primera vez.

Aquella tarde noche del 17 de mayo, Boca enfrentaba a Racing con mayoría de juveniles por tener a toda la armada presta para definir los cuartos de final de la Copa Libertadores de aquel año, frente a Atlas de México.

El partido había nacido con las complicaciones propias de un gol tempranero, de Reinaldo Navia, pero Gabriel Paletta había conseguido empatarlo cerca del final.

Cuando el empate parecía ser lo natural, ya pasados los 90 minutos, Ricardo Daniel Noir (Ricardo por Gareca y Daniel por Tapia) definía un partido increíble e inolvidable impactando de cachetada, y con zurda, una pelota que había enviado Álvaro González desde la derecha.

Así, en una noche, tanto Araujo como Noir cumplían con su sueño de pibes.

Ahora esperamos que cumplan el de grandes.