Boca mejoró en el segundo tiempo e igualó ante Godoy Cruz por 1-1. Higuaín abrió la cuenta y Palermo igualó de cabeza.

El partido comenzó cuesta arriba para el Xeneize, que ya a los cuatro minutos se encontró con una posibilidad de riesgo para el local: Carranza quedó solo ante García, pero definió muy por arriba del travesaño. Así, avisaba el conjunto tombino.

Los primeros instantes fueron favorables para Godoy Cruz, que a través de pases rápidos y precisos lograba manejar el juego. Esta monotonía logró cortarla Boca gracias a las apariciones de Riquelme, cerebro y creador de todas las jugadas del equipo. Cuando el diez se mostró impreciso, el equipo volvió a caer bajo domino de su rival.

Quizás en el mejor momento del visitante apareció una jugada bien elaborada por los dirigidos por Asad. Higuaín apareció sin marca por el fondo del área y, tras un centro atrás, convirtió el único tanto de la primera etapa.

Jesús Méndez trabajó mucho por la banda derecha, pero casi todas las jugadas terminaban en centros en busca de alguna alma salvadora. Esta no llegó, por lo menos hasta ahora. Viatri tuvo las suyas, pero fueron desviadas y Palermo hizo lo propio desde lejos y de derecha, sorprendiendo a Ibáñez.

Quizás el tiro del volante ex Rosario Central fue la jugada más peligrosa para los dirigidos por Alves, pero el arquero local se encargó de despejar el peligro. Godoy Cruz tuvo otra chance, en los pies de Ramírez, para ampliar la ventaja. En esta oportunidad, el palo izquierdo le dijo que no.

Ambos tuvieron una posesión bastante pareja del balón, la diferencia estuvo en la definición. El conjunto mendocino llega y lastima, mientras que Boca no le encuentra la vuelta.

El cambio de Chávez por Villafañe en el complemento hizo que todo el equipo mejore su funcionamiento. Medel pasó a jugar de 4, Erbes quedó como único número 5 y el recientemente ingresado se volcó por el costado izquierdo.

Godoy Cruz ya no era el mismo de la primera etapa y apostaba a algún contragolpe que agarrara mal parada a la defensa Xeneize. La visita seguía teniendo la pelota, con desbordes por lo costados, pero sin profundidad. Méndez tuvo una jugada clarísima y, tras asistencia de Riquelme, disparó un remate fortísimo apenas arriba del travesaño. Era un aviso.

A los 25 minutos, Monzón logró desbordar por la banda izquierda y centró para Palermo, que de cabeza y con mucha categoría puso el empate. De esta manera, quebró el invicto que ostentaba el arquero tombino. Raro en el goleador, no festejó su tanto sino que fue tranquilamente, al trote, a abrazarse con los suplentes.

Viatri también tuvo su chance de convertir, tras una pifia del fondo tombino, pero no logró darle buena dirección a la pelota. Por su parte, Riquelme también tuvo la suya: se sacó de encima a su marcador, pero el remate de zurda salió totalmente desviado.

Al igual que en la primera etapa, cuando los locales parecían no dar señales de vida, García tapó de manera extraordinaria un cabezazo a quemarropa y evitó la segunda caída de su valla. Una gran respuesta del arquero que, como se pide en los equipos grandes, respondió a pesar de no tener muchas atajadas en el encuentro.

No hubo tiempo para más, Boca trajo un punto de Mendoza. ¿Perdió dos o ganó uno? Es una pregunta difícil de responder. El Xeneize tuvo la pelota pero, al igual que ante Atlético Tucumán, no pudo materializar las chances por falta de ideas para penetrar en la defensa rival.

El punto suma, pero no conforma. Alves tiene mucho para corregir todavía, pero puede alegrarse por el rendimiento de Chávez, Méndez y Erbes, entre otros. Todos, absolutamente todos, ya piensan en Estudiantes.