Con las manos vacías. Foto: Prensa C.A.B.J.

Boca dominaba pero un error defensivo y una insólita salida de Rossi le dieron el triunfo a Palmeiras por 2-0. Se complica la clasificación a octavos de final de la Copa.

El partido se parecía mucho al que se jugó en San Pablo. Ritmo parejo pero con buenas sensaciones para Boca: parecía que, si encadenaba un buen funcionamiento adelante, el gol llegaba solo.

Pero nuevamente el equipo volvió a ser víctima de su línea defensiva. Un error en la marca le permitió a Keno cabecear en soledad y darle la ventaja a Palmeiras antes del descanso.

El Xeneize no acusó el golpe e inició muy bien en el complemento. Pero Agustín Rossi y un error increíble condenaron a la noche de Boca: el arquero salió pero nunca volvió y Lucas Lima sentenció la historia.

A partir de ahí, nada para rescatar. El descontento de la gente se trasladó a los jugadores y, en ese panorama, fue difícil encontrar buenos pasajes en el juego.

Esta derrota es dolorosa porque evidencia las fallas del equipo, que se siguen repitiendo. Y porque complica el pase a octavos: ahora Boca debe ir a ganar en Colombia ante Junior si quiere pasar de ronda. El contexto pide una reacción urgente del plantel y el Cuerpo Técnico.