Aaron Molinas la quiso pelear siempre en Boca. Rechazó ofertas durante los últimos meses y hasta le dijo “no” a la posibilidad de dar el salto al fútbol europeo. Su único deseo es triunfar con la camiseta del cuadro que lleva en el corazón y que lo formó como profesional. Pero no tuvo el sostén necesario para terminar de adaptarse. Por eso, Tigre.

Le sobra calidad, pero le faltaron minutos en cancha. Su nivel fue irregular, claro está, aunque las estadísticas también hablan y ayudan a entender el contexto: solo en 5 de los 47 partidos oficiales que disputó completó los 90 minutos. Además, en 26 oportunidades ingresó desde el banco de suplentes. Demasiado poco para que un joven de 22 años logre demostrar sus condiciones en el club más popular del país.

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El préstamo al cuadro de Victoria atenta contra el sueño del nacido en Lomas del Mirador, pero le permitirá tener lo que hasta ahora no tuvo: rodaje en Primera. Diego Martínez, director técnico del Matador, ya lo dirigió en las juveniles del Xeneize y confía en darle lo que todo jugador profesional necesita para asentarse en el fútbol grande.

Luego de que entre los clubes lleguen a un acuerdo, el volante desembarcará en Zona Norte con el deseo de sumar experiencia y volver mucho mejor al Único Grande. Ojalá que esta historia tenga el mismo final que la de Equi Fernández. Sería un despropósito no disfrutar del fútbol de Aaron en la Bombonera.