El ciclo del entrenador llega a su fin y durante el 2019 ha obtenido buenas y malas. Repasamos cómo fue su etapa en el Xeneize.


Lo que fue el partido ante Rosario Central por Superliga, marcó el fin de una nueva etapa ya que Gustavo Alfaro se despidió como entrenador de Boca en el Gigante de Arroyito. El ex DT de Huracán y Arsenal estuvo al frente del equipo tan solo un año en el que tuvo sus altibajos y pudo dar una vuelta olímpica.

Tras la final de Copa Libertadores en Madrid, llegó un ciclo de renovación. Además del desembarco de Nicolás Burdisso como director deportivo, esto también derivó en la llegada de “Lechuga” como el estratega del club de la Ribera, quien tenía la misión de levantar la moral y tener un gran nivel durante todas las competencias.

En cuanto a los números no hay nada para discutir ya que obtuvo unas estadísticas que no son muy habituales. En general, consiguió una efectividad de 65%, con 71 goles a favor y 28 en contra. Los números podrían respaldar el trabajo que ha realizado, pero gran parte de las críticas apuntaron a su forma de juego, en la que no demostró ser vistoso y apuntó generalmente a sobresalir desde el resultado sin importar las formas.

En el torneo local disputó 28 encuentros en los que se dividen entre el final de un torneo que se coronó Racing y el actual que tiene como líder a Argentinos. En su llegada al club, Boca se encontraba en la parte alta y si bien no pudo ser el que le dé al club el tricampeonato, alcanzó la clasificación para la Copa Libertadores 2020. Mientras que en estas últimas fechas, los resultados no acompañaron y dejó escapar la chance de finalizar el 2019 como líder.

Antes de finalizar el semestre contó con otros objetivos que se pudieron conseguir como la Supercopa Argentina. En el estadio Malvinas Argentinas, el Xeneize se midió ante Rosario Central y tras haber igualado sin goles, el conjunto azul y oro fue superior desde los doce pasos llegando de esta manera a su estrella nº68.


Otro de los propósitos para este año era la Copa de la Superliga, una nueva competición en la que Boca debía ser protagonista. Tras vencer en los mano a mano a Godoy Cruz, Argentinos Juniors y Vélez Sarsfield, el Xeneize cayó en la final que se disputó en Córdoba ante Tigre y no se pudo dar el segundo título para Alfaro y compañía.


Agregado a estas competencias, una de las grandes prioridades fue la Copa Libertadores. En este torneo internacional, el club de la Ribera obtuvo resultados pero el juego no era el deseado. A pesar de ello, ha realizado grandes encuentros (vs Paranaense en octavos y vs Liga de Quito en la ida de cuartos) pero otra vez la ilusión quedó en el camino. Esta vez se dio en semifinales ante River, serie que marcó al DT, no solamente por los planteos tácticos sino por sus polémicas declaraciones.

Por último, otra imagen que deberá quedar en el pasado es la performance en la Copa Argentina. El camino en este certamen fue muy corto debido a que solamente disputó dos partidos. Primero fue victoria ante Estudiantes de Rio Cuarto y luego llegó la derrota ante Almagro, partido que significó el debut de Daniele De Rossi en La Plata, pero que marcó una caída en los penales.