Abrimos una nueva sección en la que recordaremos ciertos momentos y personajes de la rica historia Xeneize. En esta entrega presentamos a Julio Elías Musimessi, el arquero que combinó a la perfección sus dos pasiones: el fútbol y la música.

Existieron a lo largo de la rica historia Xeneize, varios arqueros que de una manera u otra dejaron su marca en el recuerdo del hincha común.  En la década del ´50, en la que el club atravesaba un magro presente, llego proveniente de Newell`s un guardavalla distinto, de estatura baja, oriundo de Chaco y con características bastantes vanguardistas en aquellos tiempos: Julio Elías Musimessi.

Dueño de un estilo poco definido, arrojado, volador, elástico e incluso un poco “suicida” a la hora de cortar los “mano a mano” con el delantero rival, el “gato” (apodo acuñado en su partido debut en la Selección Nacional de Guillermo Stábile, contra España) llegó a Boca en 1953.  Debutó en un empate en cero contra Rosario Central el 5 de abril de ese año.

Musimessi tenía dos particularidades que lo hacían un arquero diferente: no usaba rodilleras y preferías las medias bajas, detalles no menores para aquellos tiempos.

Compartía, además del futbol, otra pasión: cantaba chamamé. Llego a tener disco por entonces, donde el estribillo más recordado por siempre sería el dedicado al club de sus amores: “dale boca, viva boca, el cuadrito de mi amor” sonaba cuasi como himno en las generaciones juveniles.

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De pibe fue el básquet, el deporte que lo acuñó. Pero quiso el destino que una tarde, jugando al fútbol, se lesionase el arquero y sus compañeros, conociendo su habilidad para manejar la pelota con las manos, lo invitaron a que ocupara el puesto. Esa incidencia fortuita sellaría su futuro.

Durante su primer año en el club, las cosas no salieron a la perfección.  Pese a incorporaciones interesantes como Eliseo Moriño (notable medio eje proveniente de Banfield) y el delantero Rubén Gil entre otros, la última fecha del campeonato `53 encontró a Boca en el séptimo puesto.

Tenía que esperar sólo una campaña más para acariciar la gloria.  El `54 fue sin dudas su gran año.  Formó parte del plantel que trajo una estrella a la institución luego de una década de sequias.

Integró  un equipo que brilló en su delantera exquisita (con goleadas a Gimnasia por 7-1 y a Huracán por 6-1) con “pepino” Borrello como estandarte goleador, y completó su eficacia con una defensa técnicamente superior. Era una “muralla defensiva”, que combinó firmeza y  buen pie, formada por Colman y Edwards en la zaga, Lombardo, Mouriño y Pescia como medios.

La campaña fue exitosa: 21 triunfos, 3 empates y 6 caídas, con 60 goles a favor y apenas 26 sufridos en la propia valla.

Estuvo en Boca hasta 1959 y jugo 157 partidos, de los cuales dos fueron en competiciones internacionales. Al retirarse del fútbol regenteó una cantina en Morón.

En 1986, cuando estaba cerrando el local para retirarse a su domicilio, una patota de jóvenes en estado de ebriedad intentó entrar para seguir tomando. Musimessi se resistió y fue gravemente herido de dos balazos. Permaneció varios días internado y recibió la visita de muchos de sus ex compañeros y rivales, entre ellos el guardameta de River, Amadeo Carrizo.

El 27 de agosto de 1996 sufrió un derrame cerebral y fue internado en el Sanatorio Agüero de Morón, estuvo allí hasta el 4 de Septiembre, donde falleció con tan solo 72 años.

Un arquero distinto, extravagante, con grandes atajadas sobre sus hombros, de gran personalidad y de un amor hacia Boca sin igual.  Un emblema del club que permanece intacto al melancólico paso del tiempo y que revive no sólo en sus recordadas actuaciones sino en cada melodía, donde resuena su apacible voz.

Penal atajado a River en 1953 (River 2 – Boca 3)

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Fuente video: http://www.historiadeboca.com.ar (Usuario Youtube: golesboca1981)