Boca dio pena y fue goleado por Banfield 3-0 como visitante. Mouche se ganó otra expulsión infantil y además echaron a Erbes.

El arranque del encuentro fue parejo, con Boca dominando el balón pero sin profundidad. La primera aproximación fue a los cuatro minutos, cuando Matías Giménez remató desde lejos y la pelota se fue muy desviada.

Poco a poco Banfield se adueñó del mediocampo y empezó a inquietar a Javier García. Iban diez cuando avisó Rubén Ramírez con un buen tiro de media distancia que el portero boquense despejó al córner.

Cuando el Xeneize no proponía nada, atacaba en escasas ocasiones y cada vez extrañaba más la inteligencia de Riquelme, Pablo Mouche se animó desde el borde del área y la pelota salió apenas arriba. Un minuto después, otra vez apareció el reemplazante de Nicolás Gaitán para pegarle desde muy lejos y nuevamente estuvo cerca.

Estas dos ocasiones le dieron confianza a Boca, que tuvo su momento iluminado. Una buena jugada colectiva que terminó en los pies de Martín Palermo, pero el centrodelantero no pudo darle con la potencia y atajó Bologna.

A los 40, el conjunto de Roberto Pompei volvió a desnudar sus flaquezas con las pelotas aéreas que llegan al área y en un tiro libre en forma de centro, Marcelo Bustamente apareció solito para cabecear y poner el 1-0.

Lo mejor que le podía pasar a Boca era que el primer tiempo termine rápido para ordenarse en todas las líneas, porque defensivamente fue pésimo y en el mediocampo reinaron las imprecisiones, por lo que los delanteros quedaron muy aislados del juego.

Pompei dispuso el ingreso de Lucas Viatri por el intrascendente Federico Insúa, con la intención clara de ir al ataque en búsqueda de cambiar la historia. A los dos minutos del complemento, el joven delantero tuvo su ocasión de cabeza y salió afuera.

Boca tuvo la intención pero contó con poco fútbol. De todas maneras era más agresivo que en la primera parte y generó algunas ocasiones, sobre todo por intermedio de balones detenidos y pelotas aéreas.

Mientras tanto, las debilidades en el fondo persistieron y eso le permitió a Banfield perderse el segundo sobre los diez, cuando Sebastián Fernández quedó solo frente a García, que respondió bien.

Esas falencias también provocaron el segundo tanto del Taladro. Cuando se jugaban 22, la pelota llegó al área y Gabriel Paletta sumó otra página más a su negra historia en Boca. Cabeceó hacia atrás y gol en contra. 2-0.

Las esperanzas Xeneizes se diluyeron definitivamente con los dos tantos de diferencia y se encaminó a una humillante derrota. El aviso del tercero que estaba al caer se vio a los 28, cuando con el arco vacío Ramírez de cabeza la tiró por arriba de cabeza.

Lo que generó Boca dependió de alguna aparición de Mouche, como a la media hora, cuando tocó con Viatri, Lucas le pegó de afuera y pasó cerca. Pero claro, el veloz delantero que volvía de una expulsión se ganó la amarilla por protestar una sanción de Javier Collado y, como frente a Independiente, ¡en la misma acción! le hizo un gesto a la tribuna local y lo expulsaron a los 35. Lamentable.

El tercero estaba cerca y cuando llegaban los 38, un pelotazo largo a espaldas de los defensores, Ramírez otra vez solo y definió por arriba del cuerpo de García.

La actuación fue pésima, vergonzosa y la expulsión de Cristian Erbes a los 40 por doble amonestación tras una fuerte falta a Roberto Battión sólo dejó más al descubierto el nerviosismo, la impotencia y la falta de reacción de un equipo desastroso.

Boca dio pena en este partido y en todo el campeonato. Por eso completó su peor torneo corto en la historia. Porque no sólo lo futbolístico falla, lo institucional es sencillamente impresentable.