El equipo chileno y Boca no llegaron a un acuerdo en la cotización del volante y por eso el resarcimiento por la venta de Cañete será solo económico.

Se cayó. En la semana se barajó la posibilidad de que Leandro Gracián, quien volvió a Boca después de estar a préstamo en Independiente, arme las valijas y continúe su carrera en el fútbol chileno. La Universidad Católica lo esperaba con los brazos abiertos.

Es que la venta de Marcelo Cañete, quien militaba en el equipo trasandino pero cuyo pase pertenecía a Boca, dejaba en deuda a los Xeneizes, ya que al jugador le restaban seis meses de contrato. “Chelo” es la nueva incorporación del San Pablo, que pagó 3.200.000 dólares por el 80% del pase.

El hecho de no concluir el tiempo estimado en la U, determinaba que Boca tendría que resarcir económicante a la Institución afectada. La otra opción era recibir una porción del dinero, más la cesión de un jugador. Ese era el “Tano”.

Ambos clubes estuvieron conformes en un principio, pero no consensuaron a la hora de ponerle precio a Gracián. Así lo explicó José Beraldi, vicepresidente primero de Boca y encargado de la operación.

“Lo de Gracián en parte de pago no se hizo porque no hubo acuerdo económico. Parecía que avanzaba, pero después no nos pusimos de acuerdo en las cotizaciones. Así que el resarcimiento va a ser sólo en dinero. Al final de la próxima semana se oficializará la operación”.

De esta manera, la Universidad Católica recibirá 900.000 dólares por el término anticipado del préstamo de Cañete. Mientras tanto, el destino de Gracián aún es incierto.