El volante, que firmará por 4 años con la institución Xeneize, ya dejó ver su ansiedad por ponerse la azul y oro.

Apenas falta la firma para que se oficialice lo que ya es un hecho: el “Pichi” pasará a Boca a cambio de 2,2 millones de euros, por el 50% del pase.

En Europa, no pudo lograr la continuidad que él quería y necesitaba, por lo que vio con buenos ojos llegar a una institución tan prestigiosa:

“Boca es un club muy grande, me atrajo mucho”.

“Las veces que jugué en contra me quedaba asombrado de lo que es la cancha de Boca”.

Para aclarar dudas, se refirió a su posición dentro de la cancha:

“Sé que jugar de volante por la izquierda es complicado, pero lo vengo haciendo ahí desde infantiles”

“Yo puedo jugar por afuera o por adentro, de enganche o puedo cumplir la función de arrancar afuera y terminar adentro. Toda la zona izquierda me es cómoda, también por el centro”.

“A mi todo lo que sea ofensivo me va bien. No tendría problemas en jugar como media punta, acompañando a Palermo”.

No escatimó elogios hacia los históricos del club, que antes los tuvo como rivales:

“Riquelme es una pieza clave en el equipo, tanto así como Palermo. Con ellos en el equipo será todo más fácil”.

También se refirió a su futuro entrenador y a los objetivos tras su llegada al club:

“Borghi es un plus extra que le pone a lo que ya es Boca. Me hablaron muy bien de su estilo de juego,  al que me puedo adaptar muy bien”.

“La idea es estar de la mejor manera para que el equipo termine lo más arriba posible”.

Aclaró que también influyó la palabra de su padre, ex jugador Xeneize, en su llegada al club de la Ribera:

“Mi viejo, que me viene diciendo lo que es Boca desde muy chico, me convenció de volver a Argentina y a Boca”.

Su padre, Osvaldo Salvador Escudero, jugó junto a Maradona en Boca y juntos obtuvieron el Metropolitano de 1981. Damián sueña hacer lo mismo, salvando las distancias temporales, con otro diez de categoría: Juan Román Riquelme.

Que la historia se repita otra vez…