Catania, con Silvestre y Álvarez, se floreó y goleó 4-0 al Bari. Con este triunfo, se aleja de la zona baja del Calcio.

Esta temporada comenzó muy mal para el conjunto de Sicilia. Malos resultados, nada que ver con los de la temporada pasada, ocasionaron la salida del técnico Atzori. A partir de la llegada del ex Inter, Mihajlovic, el equipo tuvo una leve levantada.

Pelear por no descender es una tarea muy complicada y delicada y el Catania lo sabe. No podés confiarte con una o dos victorias y siempre dependés de tus “competidores”. Cada partido tiene que jugarse como si fuera el último. Con esa seriedad tomó el encuentro ante Bari.

De entrada, hizo valer la localía y con un gol del argentino Ricchiuti se puso en ventaja a los 4 minutos. Antes del cierre de la primera etapa, sería su compatriota Llama quien ampliaría la cuenta para delirio de todo el Estadio Massimino.

En el complemento, los dos tantos restantes llegaron sobre el cierre: a los 36 minutos, el japonés Morimoto y, sobre el tiempo de descuento, el uruguayo Martínez sentenció el 4-0 final. Hubo una gran tarea de los defensores para mantener el arco en cero. Matías Silvestre jugó los 90 minutos al igual que Pablo Álvarez, que vio la amarilla por juego brusco. Por su parte, Pablo Ledesma estuvo entre los suplentes pero no ingresó.

Catania ganó una batalla y respira. Ahora ya piensa en su próximo partido ante Cagliari. No debe desviarse de su objetivo: quedarse en la Serie A.