Sufrimos, pasamos momentos muy duros pero hoy nos toca celebrar. Con perfil bajo y sin soberbia, todo llega. Nunca nos den por muertos.

Boca se plantó, tuvo un sprint final impresionante y demostró que tiene más que merecida esta Superliga Argentina. Podría pasarme un buen rato elogiando la jerarquía de Carlitos, la velocidad del colombiano Villa, los goles del Toto Salvio o las atajadas de Sabandija Andrada. Pero no. Me voy a quedar con lo más valioso que tuvo el Xeneize durante este último tiempo: su gente.

Los golpes recibidos a lo largo de estos últimos años fueron duros, durísimos, pero no tanto como para matarnos la pasión. No nos escondimos, no nos borramos, no le dimos la espalda al equipo que muchas veces nos dejó con más dudas que certezas y tampoco dejamos de ilusionarnos cada vez que comenzaba un nuevo campeonato.

Nos ningunearon. Nos quisieron hacer creer que esta liga ya estaba definida. Sí, les juro que también nos decían que el que iba puntero no se iba a caer porque tenía dos partidos ‘accesibles’ para liquidar la cuestión. Y como si todo esto fuera poco, algunos se reían a espaldas nuestras pensando de que estábamos muertos. ¿Muertos? ¿Nosotros? Se equivocaron una vez más.

Ahora es el turno de festejar entre nosotros, sin pensar en nadie más. Pero, por favor, a la hora de alzar las copas y brindar, recordemos todo lo que pasamos. Y también tengamos presente todo lo que dijeron sobre este glorioso club.

Salud, Boca. Salud, campeón.