Emanuel Trípodi la pasó mal en Sarandí a pesar de no tener errores claves. Planeta Boca Juniors analizó su tarea como en cada partido. Repasá sus intervenciones. 

Tras la polémica por la convocatoria de Agustín Orion a la Selección Argentina, fue Emanuel Trípodi el encargado de defender el arco Xeneize y también de tratar de revertir la imagen que había dado en los partidos anteriores donde no tuvo un empeño destacado.

El domingo, frente a Arsenal de Sarandí, el arquero fue golpeado muy temprano. En el primer gol del equipo local no pudo hacer nada para impedir que ingresara el buen remate de Aguirre. La pelota pasó por afuera de la barrera, un jugador rival le cortó la visión e hizo descolocar al guardavalla que quedó vencido.

Se lo vio exaltado en algunas jugadas y siempre quiso salir del arco para cortar centros y darle seguridad al equipo pero su impaciencia hizo que falle en repetidas salidas aunque no fue un problema que pasó a mayores.

Pero a pesar de las fallas, tuvo una excelente respuesta ante un cabezazo de Furch que era la segunda conquista. La reacción del 12 fue aún mejor que el cabezazo del delantero.

Luego con la suerte del rival y los errores defensivos de Boca, llegó el gol de Caraglio. Rebotes, mano a mano y una definición exquisita por encima del cuerpo de Trípodi que nada pudo hacer, a pesar del buen achique.

Aún así el arquero volvió a salvar el equipo. Otra vez ante Furch que bailó a la defensa por el sector izquierdo, tiró al arco pero el exQuilmes fue rápido, lo apretó y tapó el balón con sus piernas.

En el complemento fue casi un espectador, pero igual recibió un gol otra vez ayudado por la falta de marca. Ramiro Carrera lo venció con un cabezazo por la espalda de Ribair Rodríguez. El arquero mostró un buen despegue pero no pudo desviar el remate.

Después solo intervino el balones largos que dominó y lo llamativo fue que siempre salió jugando, sacando con las manos. Nunca recurrió a los pelotazos largos y prefirió cuidar la pelota.

En síntesis: A pesar de no tener errores groseros, cuando ataja, el equipo no lo ayuda y hace que él mismo no tome confianza. Fue un partido aceptable donde salvó al equipo de una diferencia mayor.