Tras la primera salida de Abbondanzieri al Getafe en 2006, Boca no volvió a tener un arquero sólido que de seguridad. Ya pasaron ocho ¿Orión podrá?

Hay una relación absolutamente directa entre la época de gloria del club de la ribera y la seguridad de un arquero bajo los tres palos azul y oro. Si se hace memoria, el último número 1 que pudo darle la tranquilidad al hincha cada vez que un delantero rival encaraba con pelota dominada y una defensa mal parada, fue Roberto Abbondanzieri, en aquella etapa inolvidable en que el Xeneize bajo el mando de Alfio Basile ganó todos los torneos que disputó. A partir de la transferencia del Pato al Getafe de España en junio de 2006, ya nada volvió a ser igual: el arco quedó desprotegido y los triunfos se alejaron cada vez más.

No fue de un día para el otro, es cierto, pero al mismo tiempo que el nivel general del equipo caía, los arqueros daban menos seguridad. El primer golpe lo dio Aldo Bobadilla, quien llegaba a Boca como el reemplazante de Abbondanzieri, pero nunca se pudo acostumbrar a la presión y rápidamente perdió el puesto con Mauricio Caranta. Quizás fue el cordobés el único que pudo responder de la mejor manera con los guantes xeneizes. El hombre surgido de Instituto obtuvo la Copa Libertadores 2007 con un gran nivel, pero misteriosamente fue marginado por Carlos Ischia durante el Apertura 2008, que finalmente el conjunto de La Boca terminaría ganando.

El puesto que dejó Caranta, quedó en manos del juvenil Javier García. El chico que en ese entonces tenía 20 años y llegaba de ser campeón mundial Sub 20 en Canadá, tuvo un rendimiento irregular. Mostró su calidad en muchas jugadas, pero cometió varios errores que casi dejan a Boca sin campeonato. Es por eso que en enero la dirigencia salió a buscar un guardameta con experiencia y se repatrió a Abbondanzieri para la temporada 2009.

El nivel del Pato fue muy bajo, al igual que el de todo el plantel, y sus repetidos errores derivaron en goles del rival y derrotas boquenses. Sus malas actuaciones llevaron a Abel Alves, ex DT de la reserva que comandó al equipo tras el frustrado segundo ciclo de Basile, a sacarlo otorgándole una nueva oportunidad a Javier García. Con el inicio del proceso de Claudio Borghi la idea fue tener competencia, de manera que se trajo a Cristian Lucchetti para que pelee el puesto con El Javi.

El desempeño de ambos fue irregular, el mal rendimiento de una defensa que no daba ninguna seguridad los dejó muy expuestos en muchas oportunidades y en otras tantas no estuvieron a la altura, recibiendo goles “tontos”. Es por eso que ya ninguno de los dos está en el club, Lucchetti volvió a Banfield y García está a préstamo en Tigre.

Hoy la esperanza se llama Agustín Orión y su respaldo son los arqueros juveniles que vienen pidiendo pista. “Estar acá es lo máximo”, señaló el ex Estudiantes cuando arribó al club en la semana. ¿Podrá ser el referente del arco que un equipo como Boca necesita?