Mouche fue una vez más la mejor opción para desequilibrar que tuvo Boca Juniors. Contó con las dos chances más claras y convirtió el gol de la victoria.

Ya en el verano había mostrado una clara mejora en su rendimiento respecto de lo que fue el 2010, contra Godoy Cruz tuvo buenas intervenciones y anoche ante Racing Club se convirtió en en el jugador más desequilibrante del equipo

Con su velocidad y movilidad, Pablo Mouche fue quien más complicó a la última línea de la Academia. Ante la falta de profundidad en el mediocampo, los desbordes del delantero por los dos costados -en especial en el derecho donde se juntó con Diego Rivero-, generaron las ocasiones más claras.

Ya había tenido una buena chance en la primera parte, que Lucas Aveldaño sacó en la línea, cuando Javier García lo vio libre y le metió un preciso pelotazo a las espaldas de los defensores. Mouche controló bien, se metió en el área, acomodó el balón para su pierna más hábil, la zurda, y definió perfecto entre el arquero y el primer palo.

Con ese gol, Boca Juniors se ponía arriba en apenas dos minutos del complemento y eso le dio tranquilidad para afrontar lo mucho que faltaba del encuentro. Y si alguna vez el Xeneize se arrimó al 2-0, necesito participación del atacante nacido en San Martín.

¿Una curiosidad? De los seis goles que Mouche tiene en Primera, hizo cuatro por torneos de AFA y todos a equipos del Sur del Gran Buenos Aires: dos a Independiente, uno a Banfield y el de anoche a Racing. Tres de esos tantos fueron de visitante y las veces que marcó fuera de casa el Xeneize ganó (3-2 al Rojo, 1-0 al Taladro y mismo resultado contra la Academia).

En base a buenos rendimientos, Pablo Mouche va dejando atrás un negro 2010 para darle paso a un 2011 que se vislumbra positivo. Ojalá sirva para él y para que Boca levante vuelo.