Boca se juega un partido importante ante el Granate, esta tarde en la Bombonera. Pensar más allá de hoy puede costar caro.

La Copa, la Copa, la Copa y la Copa. El pensamiento de los hinchas de Boca puede verse en cualquier parte que se hable del club: la calle, las redes sociales, los grupos de WhatsApp, etcétera. La Libertadores los moviliza más que cualquier otra cosa y se convierte, a veces de manera errónea, en una obsesión.

La sequía a nivel títulos internacionales pesa y, por momentos, desespera. Cada vez que el equipo avanza a instancias decisivas en el certamen continental, la presión crece y la ansiedad se hace presente en cada cuerpo y alma de los que integran la familia de la mitad más uno. No se puede (ni se quiere) pensar en otra cosa.

Miguel Russo y sus muchachos están a punto de comenzar una de las semanas más importantes del semestre. El partido con Lanús, en donde también se entregarán los premios de la Superliga ganada, no solo sirve para calentar motores de cara a la serie vs. Inter, sino también para intentar sellar la clasificación a la fase campeonato.

Nadie puede discutir que la prioridad número 1 pasa por la Libertadores, pero ir más allá del choque vs. el Granate puede costar muy caro. El entrenador, un experto en la materia, lo sabe. Por eso, con la inclusión de jugadores como Jorman Campuzano y Esteban Andrada, demuestra que en el Mundo Boca nada es más importante que el hoy.