En esta oportunidad les presentaremos un escrito acerca del retiro de Guillermo Barros Schelotto y su recuerdo eterno en el hincha Xeneize.

No, no te vayas vos también. Me niego a aceptarlo. La ida del Negro, el Pato y Martínya se llevaron consigo gran parte de mi infancia. No te retires. Seguí jugando, al menos un tiempo más, aunque sea con la camiseta de Gimnasia.

Extraño va a ser no volver a verte con la camiseta número siete recostado por alguno de las dos bandas, bien pegadito a la línea. Pidiendo la pelota con los brazos bien extendidos, esperando recibir para encarar al rival y, si no podés pasarlo, al menos conseguir que te haga falta.

Cómo voy a extrañar esas protestas desmedidas, hacia el árbitro o hacia el juez de línea, dejando fluir toda tu locura en ese instante, siempre con la picardía que tanto te caracteriza. Bien lo sabrán los muchachitos de River…

Ídolo de Boca y Gimnasia, reconocido y respetado en Estados Unidos donde supiste también plantar la bandera del éxito. ¿El resto? Recelo, envidia. A todos les hubiese gustado tenerte en sus equipos, pero no tuvieron ese lujo. Por eso, al verte en la formación titular del equipo rival, ya mastican bronca. “Mirá que juega Guille, eh”…

Asistencias, goles, títulos, experiencias únicas que te encargaste de escribir a lo largo de tu carrera. Lamentablemente, el final no es con la azul y oro, pero como vos dijiste en tu despedida de La Bombonera: “algún día vas a volver”. Las puertas están abiertas.

Sólo queda agradecerte por todo lo que le diste al club y, de mi parte, te pido un último favor: no te vayas, Guille. Quedate un ratito más…