Tras igualar 1-1 en los 120 minutos de juego, Argentina quedó eliminada en manos de Uruguay en la tanda de penales.

Tristeza, bronca, impotencia, desilusión total. Esas sensaciones son las que reinan desde el momento en que Martín Cáceres anotó el quinto penal y le dio la clasificación al elenco charrúa.

Nuevamente, en este partido se vieron las dos caras de la Selección argentina: en ataque se crearon muchas situaciones de gol, pero a la hora de defender se cometieron numerosos errores, como ocurrió en la conquista uruguaya.

Lionel Messi jugó un gran partido, sobre todo en la etapa inicial, y fue una pesadilla para sus marcadores. De su zurda nació el tanto del empate, que Gonzalo Higuaín convirtió de cabeza. La habilidad y la destreza del jugador del Barcelona no alcanzaron para poder volver a vulnerar a Fernando Muslera, que tuvo una actuación superlativa y fue la figura del partido.

Si bien La Celeste sufrió la expulsión de Diego Pérez a los 38 minutos del primer tiempo, los dirigidos por Sergio Batista nunca supieron cómo hacer valer ese jugador de más. Con el correr de los minutos, Uruguay llevó el partido al terreno que más le convino: fricción en la mitad de la cancha, apostando al contraataque con Luis Suárez y Diego Forlán.

Aunque Argentina cayó en ese laberinto, dispuso de chances claras para convertir en los pies de Higuaín, Messi y Tevez. En todas las acciones, Muslera respondió a la perfección y, de esa forma, depositó a su selección en la definición por penales. En la tanda, el arquero volvió a sobresalir al detener el disparo de Carlitos.

El elenco albiceleste se fue de la Copa América sin dejar una buena imagen, ganando apenas uno de los cuatro encuentros ante el rival más débil de todos, Costa Rica. Hubo puntos altos en Sergio Romero, Fernando Gago y Lionel Messi y no mucho más. Argentina se despidió inmersa en un mar de dudas, sin haber podido pregonar, salvo en esporádicas situaciones, el fútbol que pretendía.