El volante terminó siendo expulsado el domingo, tras recibir una doble amarilla. Así fue su rendimiento. El ex Málaga era uno de los rendimientos más altos en la derrota por 3-0 ante Aldosivi en La Bombonera, pero su condición para marcar y quitar la pelota se excede del reglamento y terminó expulsado cuando el equipo más lo necesitaba. Imposible analizar el temperamento de Pablo Pérez a la hora de jugar. Tiempista para pasar la pelota, encontrar huecos, combinar y triangular con sus compañeros y ocasionar chances claras de gol. Sin embargo, su retroceso se contradice notariamente cuando tiene que marcar; su naturaleza lo inhibe que vaya a recuperar la pelota de manera limpia. Con antecedentes cercanos, River: marcó el 2-0 en La Bombonera por el torneo local, y forzó una rivalidad con el Pity Martínez en los dos encuentros por Copa Libertadores, que incluyó la agresión en la ida. Ayer, frente a Aldosivi, fue una de las muestras cabales de su comportamiento en un cancha de fútbol. En un plantel con poco estímulo y bajón anímico, Pérez se cargó el equipo al hombro, pese a estar Lodeiro y Gago en el campo. Fue el que más ocasiones provocó, directa o indirectamente. Habilitó a Chávez para que quede mano a mano en el inicio del partido y obligó a que Campodónico haga una de las mejores tapadas del encuentro, estirándose al palo izquierdo después de que un remate cruzado desde lejos, post amague a Capurro para encontrarse en soledad. Manejó los hilos desde un mediocampo que recopila figuras de buen pie, como Fernando Gago y Nicolás Lodeiro. Robó algunas pelotas de manera correcta, pero “se le saltó la corriente” y empezó a cortar bruscamente. Y en el segundo tiempo el árbitro dijo basta. A los 13, por una patada a Roger Martínez, cuando el marcador estaba 0-2, Pablo Díaz le mostró la segunda amarilla, luego de que en la primera mitad también le señale la cartulina por un fortísimo foul a Lugüercio. Con media hora por delante, y con el tanteador en contra, Boca se quedaba con 10 y perdía, además que para el próximo partido frente a Vélez, a uno de los que mejor estaba rindiendo en un momento clave para el local. Difícil de calificar generalizándolo de correcto o incorrecto. Bien para atacar, mal para defender. Temperamental en ofensiva, pero imprudente en defensa. Pablo Pérez es un auténtico ángel y demonio a la vez.]]>