Cagna estuvo al alcance de la mano, sin embargo los dirigentes optaron por Alves debido a que es un hombre del club y sabían sobre su manera de trabajar, la misma que ahora les molesta. ¿En qué quedamos?

Cuando asumió, allá por fines de enero, Abel Alves recibió el apoyo de la CD boquense. El mismo Jorge Ameal se llenó la boca de declaraciones como “estamos todos con Abel”.

Hoy por hoy, Alves es uno de los más criticados incluso por la dirigencia a causa de los malos resultados. ¿Qué les molesta? El equipo no anda bien y hace muchos cambios, medida que tomaría cualquier entrenador si su equipo no rinde para intentar mejorar el funcionamiento.

Según los encargados de manejar los destinos de la institución, las muchas variantes generan malestar en el plantel e inseguridad entre los futbolistas. Se puede discutir si los cambios del DT son buenos o malos, si sirven o no sirven, pero si mantuviera los mismos once todos los partidos también se lo criticaría por conservar en su puesto a jugadores en bajo nivel.

Además, Diego Cagna, con mayor experiencia y mejores pergaminos en Primera, estuvo muy cerca de llegar en enero, pero lo eligieron al Chueco porque en teoría lo conocían y les gustaba su manera de trabajar, la misma que ahora les resulta inadecuada.

Ésta es sólo una de las tantas incoherencias y contradicciones que no hacen más que confirmar las enormes internas que existen en la dirigencia y que influyen en lo futbolístico. El club es desprolijo en todo sentido, el día a día no es pacífico y se torna poco llevadero.

Eso diezma el rendimiento del conjunto, porque si el ejemplo no lo dan desde arriba, más aún cuando hoy por hoy en las filas de Boca hay más jugadores jóvenes de lo normal, ¿quién lo va a dar?