Hasta la vuelta, Pipa.

Benedetto, ante otro momento difícil en su carrera. Vuelva pronto, lo esperamos.

No hay palabras que sirvan para explicar lo que pasó ayer en La Bombonera, cuando el goleador que devolvió la ilusión cayó al piso, se tomó la rodilla derecha y pidió ayuda entre lágrimas. Quizá sea destino, mala suerte o simplemente el tiempo, que muchas veces se encarga de arruinar los buenos momentos.

Pero en el fútbol, como en la vida, hay que saber soportar los malos momentos para luego disfrutar. Y Benedetto sabe de eso: llegó a Boca hace un año y medio, cumplió su sueño, le costó adaptarse pero lo logró a base de perseverancia, sacrificio y goles que valieron un campeonato. Por eso, como le dijimos a Gago hace unas semanas: hágalo un vez más, Darío.

Se vendrán tiempos duros: de extrañar, de preguntarse porqué, de tachar días en el calendario y de comparar (una vez más) al nacido en Berazategui con Martín Palermo, quien también sufrió la misma lesión en noviembre pero de 1999. El final de la película ya lo conocen todos y, si bien las comparaciones son odiosas, ojalá se repita.

Sobran motivos para esperarlo, Pipa: el final del torneo, la Copa Libertadores y la ilusión de verlo en el Mundial junto a Messi y compañía, después de demostrarle al fútbol que en el medio local también hay talentosos. Por eso, una vez más ponga la cara.

El último (humilde) consejo: si necesita apoyo, en esos días donde todo parece venirse abajo, vaya a Brandsen 805 que encontrará la paz necesaria y el aliento de un pueblo, que ya está pensando en volver a verlo.

“Aplaudan, aplaudan; no dejen de aplaudir…”