En esta sección les presentaremos una serie de escritos que reflejan la pasión por Boca Juniors. En esta entrega, el partido vs Talleres y cómo se vivió en Córdoba. 

El domingo Córdoba amaneció más desolada de lo común. Pasa que en los feriados, todos se buscan escapar. Y los estudiantes, que le dan vida a esta hermosa ciudad conservadora, cuando vuelven a sus casas, le imprimen un guiño de tristeza.

Después del mediodía los nervios van ganando la parada. Porque se sabe, casi sin esperarlo, que este partido es vital. Más que cualquier clásico, en estos 90 minutos se definen varias cosas. Sobre todo la personalidad de un equipo, que en las últimas semanas parecía haberlo perdido.

Ya marzo se fue. Un mes duro por la derrota más amarga. El primer día de abril, que se presenta gris, guarda la esperanza de colorearse cuando la tarde vaya cayendo. Hacia eso íbamos quienes se reencontraban con La Bombonera, o quienes se tuvieron que quedar en La Docta, sabiendo que los colores azules y blancos iban a estar por todas partes.

Caminar solo, hacia el donde estaban los de Boca, por la Vélez Sársfield fue motivo de cargadas. Parece que todos los choferes son de la “T” y se fueron a ver el partido o se tomaron muy a pecho lo de pascuas. No pasa nadie. “Aguante Taiere” dice uno por lo bajo. No se responde. Hace once años por hacerlo, casi se recibe un linchamiento por hinchas de Belgrano.

En cada esquina donde hay un bar o una juntada improvisada, abundan las camisetas albiazules. La mejor decisión es no quedarse allí. Puede llegar a ser perjudicial para la salud. Y ningún fernet impediría eso.

 

Ilusión XL

Este finde largo, la gente del Barrio Jardín pensó solo en este partido. Extra large es la ilusión de los fieles hinchas cordobeses, que entienden esta posición en la tabla, como el sueño del que no quieren despertar. Vienen de pesadillas horribles.

Por eso Oscuro quería verlo juntos para reforzar la amistad, luego las responsabilidades familiares nos harían entender que lo sería posible. “Cartucho” estaba en Bs. As. haciendo reír con su ImproClown. No hacía falta hablar, para entender sus ganas de que su equipo le haga reír, después de las 20. No se quería charlar con nadie que sea “tallarín”, por las dudas…

Y nosotros. Nosotros, en la calle Larrañaga. Ese reducto azul y oro, donde se compartían los mates y la cerveza. Tomar la bebida cordobesa, era hasta inverosímil. Se está en territorio rival y no hacer nada relacionado a estas tierras, está bien. Por más que a todos ahí nos delataba la tonada y la camiseta. Cordobesxs fanáticxs de Boca, que en una ciudad en silencio, pusieron la fiesta.

 

Lucha por no tocar el fondo

Se respiraba tensión. A pesar de los bombos y las banderas, necesitábamos el grito sagrado, para sacarnos broncas. Para poder estar un poco aliviados, en semanas de asfixia. Para que en las Pascuas podamos pasar al estado de la alegría, para resucitar la historia nuestra, la personalidad, la mejor forma de jugar y de vivir: A lo Boca.

El partido comenzó, con el recuerdo de que el año pasado, este mismo equipo nos había jodido la tranquilidad en el campeonato anterior. No queríamos lo mismo. 

El primer tiempo se fue dando de manera lógica, con Boca teniendo la pelota y Talleres bien plantado, con Guiñazú como emblema. Pero nosotros tenemos al que ellos tenían antes y se puso el primer tiempo al hombro. La primera explosión en Córdoba, en la tarde dominguera, fue gracias a Pavón, que como Guillrmo en el ’98, desparramó a medio mundo para anotar el 1 a 0, frente a Talleres. Pero esta vez, él los amontonó y Bou definió. 

La alegría no duró mucho, ya que 15 minutos más tarde Quintana, nos empataba de cabeza. Así como Zelaya en aquella tarde lluviosa, para recordarnos que afuera estaba gris. En el entretiempo salimos a la calle y nos mirábamos. Alguien se preguntaba si era justo sufrir así. Y esa pregunta invadió de golpe a todos Los Bosteros de la Docta.

 

El segundo tiempo, “Bebelo” Reynoso fue más determinante, pero no se marcaba tanta diferencia. nuestros ataques se perdían frente a un equipo cordobés bien parado. El empate les quedaba mejor a ellos, claro. Pero a nosotros, lo que nos importaba era ganar. No los 6 puntos de ventaja que podían mantenerse.

Boca no tenía la misma claridad que los que estábamos en el bar alentando. El tiempo corría y en un momento sospechamos que debíamos empezar a calcular, los puntos que debíamos tener, para ser campeones. Las fechas que quedaban, los rivales más difíciles. Las dudas del año pasado, cuando todos se acercaban…

De golpe, cuando los 40 y pico miutos del complemento llegaron, fue imposible no viajar en el tiempo 20 años atrás. Allá en aquel primer Apertura de la etapa dorada, enfrentando al mismo rival. Poniéndose el partido jodido, de la misma manera. En un día gris y con el eterno salvador, que nos hacía creer campeones. Palermo saltaba más que nadie y regalaba una postal épica. Era el 2 a 1, bajo la lluvia y bajo los abrazos de sus compañeros. Ese día nos sabíamos campeones. Ese día el griterió fue descomunal. Como este domingo, cuando Pérez marcó el 2 a 1.

Fue la misma sensación. Fue Córdoba gritando con la voz dde Boquita. Fue la explosión en el bar y en los balcones de Nueva Córdoba, donde viven los estudiantes de Boca. Ellos que no se fueron. Quienes quisieron ser de locales en tierras visitantes.

El bar se llenó de un grito que no terminaba. Nos abrazamos sin sabernos los nombres, peero reconociéndonos. El gol después de los 90 minutos. La seguridad de que era el partido que debía ganarse. La capital cordobesa que tenía la alegría preparada, pero no para sus hijos pródigos. Sí para los que copan en cada lugar.

En el ’98 la avalancha había sido en un bar de Villa María, llamado Punto Banana. Aquel día estaba fresco, pero el calor lo dábamos entre abrazos interminables. Esta vez fue en la Ciudad de Córdoba, en un lugar no tan gracioso de nombre, pero sí lleno de sonrisas.

El desahogo fue total. Los bombos sonaron más fuertes, las trompetas se escucharon más. Parecían en un baile de cuarteto, como cuando “La Mona” canta:

“…Si andar contento cuesta un toco
y una sonrisa ayuda un poco
sonreí, lo bueno va a venir
lucha lucha y seguí
no te dejés caer al pozo
lucha por no tocar el fondo
trata de buscar el modo
sonreí lo bueno va a venir
lucha lucha y seguí
Seguí, seguí, seguí, seguí en carrera
poné, poné, poné, poné primera
seguí, seguí, seguí, seguí poné primera
lucha, lucha, que pierde el que se entrega”.

Y nosotros no nos queremos entregar. Nosotros queremos estar sonrientes, pensando que lo bueno está por venir…