Todos juntos.

El análisis de Boca 4-2 San Martín. Sin excusas por los árbitros, ¿qué buscarán ahora? Llegó el momento de la Copa Libertadores.

En medio de la campaña que se armó de cara al 14 de marzo, Boca volvió a mostrar su hegemonía en la Superliga. Y aunque sea por esta semana los arbitrajes no serán tan observados como en las anteriores. El equipo de Guillermo dio un nuevo paso hacia el título y les metió presión a sus inmediatos perseguidores, que si no ganan sus partidos para ponerse al día quedarán aún más lejos. Con 10 fechas para el final y varias cuestiones todavía por trabajar, sobran los motivos para llorar… pero de alegría.

El funcionamiento mejoró en relación a los últimos encuentros, pero está lejos de ser el ideal. Si bien se recuperó esa capacidad de generar una gran cantidad de situaciones de riesgo, también es cierto que desperdició la mayoría. Y nunca liquidó el resultado, lo que le pudo haber costado la victoria. Después del arranque arrollador, tuvo problemas para manejar la pelota y en defensa evidenció las mismas falencias que de costumbre. Es necesario que el triunfo lo mantenga con los pies firmes sobre la tierra.

En tres de los cinco partidos de este año, Boca logró convertir en los primeros minutos. Esa marca registrada de aquel equipo de Bianchi denota protagonismo desde el comienzo y permite quebrar la ideal del rival, pero para conseguir los objetivos más importantes que se plantea deberá corregir sus errores. O al menos achicar el margen, como por ejemplo en las pelotas paradas en contra. En Copa Libertadores, y otras competencias de eliminación directa, las equivocaciones pueden pagarse caras.

La figura volvió a ser Barrios, recuperador incansable de pelotas. También se destacó Cardona y el desequilibrio de Pavón fue clave, aunque nuevamente tomó malas decisiones para terminar varias jugadas. Lo de Tevez, lejísimos del nivel que puede dar, por ahora es fundamental en la red. Y también es justo remarcar la firmeza que mostró Magallán (no la tuvo Goltz), la lucha constante de Nández -con un interesante promedio de gol- y la conquista de Wanchope que lo llenará de confianza.

Más allá de la satisfacción por el triunfo, es imposible dejar de lado las debilidades de San Martín de San Juan. No como subestimación, sino como parte de una realidad que ya le demostró que frente a otros rivales la historia puede ser muy diferente. Hay que saber darle el valor a las victorias y no sobredimensionar los logros. Bastante fuerza le hizo un equipo dirigido por Gorosito, partícipe necesario del descenso de River y que desde aquel entonces solo dirige clubes que pelean por mantener la categoría.

Justamente el rival de la Supercopa Argentina deberá buscar excusas fuera de los arbitrajes para desviar el foco de los ¡24! puntos de diferencia que hay entre ambos. Para que se entienda: esto es como si uno hubiese ganado las primeras ocho fechas del campeonato y el otro las hubiera perdido. Así de grotesco. Y para los amantes de los récords, quedó a uno de la máxima diferencia en la historia que fue de 25 unidades y se dio en el Torneo Apertura 2008: allí uno fue campeón y el otro terminó último.