Boca fue un auténtico desastre y cayó merecidamente con San Lorenzo por 2-1. El descuento final de Palermo, que volvió al gol, sólo sirve para decorar el resultado.

Desde el comienzo del partido se vio a Boca impreciso, sin poder ejercer el dominio que tuvo contra Vélez. Sebastián Battaglia y Gary Medel no tenían descarga por los costados, porque Clemente Rodríguez y Matías Giménez fueron muy bien tomados. Tampoco tuvo espacios para moverse Cristian Chávez, por lo que Lucas Viatri y Martín Palermo quedaron muy aislados.

San Lorenzo ganó la mitad de la cancha durante toda la parte inicial y tuvo con pelotas detenidas dos ocasiones claras de abrir el marcador. La primera por intermedio de un cabezazo de Jonathan Bottinelli y la otra con Nelson Benítez. Ambas se fueron desviadas.

El Xeneize no creó oportunidades, los defensores no encontraron la manera de marcar al movedizo Leandro Romagnoli y cortaron con muchas faltas. Por eso Gary Medel, sobre los 40, recibió la segunda amarilla, merecida es cierto, aunque un rato antes el colombiano López del Ciclón también debió haber sido expulsado.

Boca empezó el segundo tiempo con un poco más de intención al menos de ir hacia arriba. Al minuto tuvo un tiro libre en forma de centro que culminó con un cabezazo de Lucas Viatri, pero el palo negó el gol. Y sobre los seis, la situación se revirtió, balón parado para San Lorenzo, el atacante boquense perdió la marca de Bottinelli, el futbolista azulgrana mandó el balón para la cabeza de Balsas que puso el 1-0.

Como era de esperarse, el Ciclón se metió atrás con todos sus jugadores y apostó al contragolpe. Boca fue con lo que tenía, sin absolutamente nada de fútbol, con poca rudeza y haciendo lo poco que podía. Martín Palermo tuvo su ocasión al cabecear de palomita un tiro de esquina, pero la sacaron en la línea.

Entró Damián Escudero por Matías Giménez, Pablo Mouche hizo lo propio en lugar de Chávez, que esta vez jugó a tono con el equipo, y más tarde Sergio Araujo reemplazó a Cristian Cellay, que se fue con un golpe. Claudio Borghi, está claro, se la jugó a todo o nada. Pero los cambios no aportaron casi nada y de contragolpe San Lorenzo estaba cerca del segundo.

Sobre los 41, cayó un centro sobre el área visitante, Matías Caruzzo cabeceó y Damián Albil la sacó magistralmente. Enseguida, Araujo perdió tontamente la pelota, Balsas manejó el contraataque, se la dio Juan Carlos Menseguez y el Rayo liquidó el pleito.

Boca terminó casi sin ganas siquiera de conseguir el gol de honor para maquillar el resultado, gol que de todas formas encontró de casualidad. Un centro alto superó a Albil y Palermo, con suspenso, puso el 1-2.

Así está Boca, lejos de todo.