Hay partidos que te marcan. Por un gol, un buen rendimiento, una victoria importante o una derrota que deja secuelas, como la que sufrió Boca en el Monumental frente a River.

Sebastián Battaglia no tuvo su mejor tarde y erró en algunas cuestiones puntuales que ya generaban dudas antes del 1-2 final contra el elenco de Núñez. Una de ellas fue la suplencia de Aaron Molinas, quien ingresó sobre el cierre y demostró, una vez más, que merece la chance como titular.

El juvenil pidió todas las pelotas, intentó adelantar unos metros al Xeneize, se hizo cargo de la generación y, por momentos, sacó a su equipo de una apatía sorprendente. El sábado, ante Lanús en la Bombonera, tiene grandes chances de jugar desde el inicio.

“Hay que llevarlos de a poco”, dicen desde Boca respecto al presente de los futbolistas que están dando sus primeros pasos en Primera División. El mensaje, correcto si se lee desde el lado de alejarlos de la locura constante que se vive en nuestro país respecto al fútbol, debe aplicarse con coherencia: los buenos siempre tienen que estar adentro de la cancha.