Luego del partido, La Bombonera le rindió homenaje al máximo goleador de la historia de Boca con la presencia de sus amigos y familiares. Emotivo y para recordarlo siempre.

El árbitro Toia pitó el final. Pero no solo terminaba el partido. También terminaba la historia de Palermo en esa cancha que lo vio convertir tantos goles.

Tranquilo, el Titán felicitó a Ferreira por el gol y tranquilizó a Lucchetti. Y luego se dispuso a disfrutar de la fiesta que le brindarían sus fanáticos. Fiesta que había comenzado antes: más de 5000 hinchas acompañaron al micro que llevaba a Martín desde el Hotel Intercontinental hasta la cancha. Algo nunca visto.

Una vez que todos lo saludaron, comenzó el agazajo. Letras gigantes en el campo con la frase “No habrá ninguno igual”. La 12 coreando su nomre. Mario Pergolini, reconocido hincha de Boca, animando la despedida. Lo saludaron Bianchi y Guillermo, por video, y el Coco Basile, que fue personalmente a la cancha. Maradona no se lo quiso perder y vio todo desde su palco. También los chicos de la Fundación S.O.S, que Martín apadrina, le regalaron una capa por ser su “superhéroe”; y los vitalicios le entregaron una placa.

Todos los mimos y agradecimientos fueron para él. Pero él devolvió el agradecimiento. Le dieron un micrófono y habló para todos los presentes:

“Agradezco a la gente y a mi familia por el apoyo”.

“Ni soñando podía ser tan lindo esto”.

“A todos ustedes los llevo en el corazón”

“Se me vienen muchas cosas a la cabeza, goles, títulos, compañeros, a los que están y a los que no, a cada entrenador, dirigente, pero especialmente a ustedes, ya que Boca no sería esto sino fueran ustedes los que están del otro lado. Siempre voy a decir que Boca es un grande por la gente, no por los jugadores”.

 

Y confirmó que su retiro oficial será dentro de siete días:

“Quiero jugar el último partido en La Plata porque soy profesional y porque también se despido Guillermo, mi amigo del fútbol”

Para terminar, Boca le regaló nada más y nada menos que el arco que da a Casa Amarilla con una placa con su nombre. Ese arco que lo vio convertir tantos goles, va a estar con Martín para siempre.

Se despidió dando una vuelta a todo el campo de juego saludando a las tribunas, con fuegos artificiales de fondo. Una vez terminado el partido, fue la fiesta del Titán.