Boca Juniors jugó nueve finales de Copa Libertadores entre 1963 y 2007. En cinco oportunidades enfrentó a conjuntos brasileños en la serie decisiva. Repasá cómo le fue al Xeneize en la Bombonera ante equipos del vecino país. El primer encuentro en Brandsen y del Valle Iberlucea se produjo el 11 de septiembre de 1963 frente a Santos. El Peixe se había quedado con el primer duelo (3-2) en el mítico Maracaná, por lo que Boca esperaba poder revertir el resultado ejerciendo la localía. No pudo ser: si bien el club de la Ribera se puso en ventaja de la mano de José Sanfilippo, pronto llegó el empate de Coutinho. Y sobre el final, los hombres de Aristóbulo Deambrossi no pudieron frenar a Pelé, autor del segundo tanto. La primera experiencia fue mala. Pero el fútbol siempre da revancha. El 6 de septiembre de 1977, Boca abría la serie final con Cruzeiro. Exponía su invicto en el Alberto Armando. Hasta ese momento, el Xeneize ostentaba un récord de cuatro triunfos y una igualdad en la competición. Había que ganar para continuar por la buena senda y presionar a la escuadra de Belo Horizonte. En la ida, un resultado favorable era clave para el once de Juan Carlos Lorenzo, entrenador sagaz de un equipo que un año atrás se había quedado con los torneos Metropolitano y Nacional. En el comienzo del duelo, Carlos Veglio marcó el único gol del juego. Ocho días después, en Montevideo, Hugo Gatti detenía el remate de Vanderley y se consagraba campeón continental por primera vez. Pasaron veintitrés años para que Boca Juniors volviera a cruzarse mano a mano con un equipo brasileño en una nueva Final de Copa Libertadores. El 14 de junio llegó el turno de Palmeiras. El Verdão desembarcaba en La Boca con el objetivo de revalidar el título, iba en busca del bicampeonato. Hazaña que, por otra parte, ya habían conseguido Santos (1962-63) y San Pablo (1992-93). Por lo hecho en el primer cruce, el conjunto de Luiz Felipe Scolari pareció merecer la corona. El empate 2-2 de local, no conformaba en absoluto a los de Carlos Bianchi. Pero en el Morumbí no se dio la lógica durante el desarrollo. Aquel match fue la piedra fundamental, el principio de una era sumamente exitosa. El Santos de Diego y Robinho amenazaba con arrasar con todos los rivales. El Virrey regresaba al banco Xeneize tras un año. Todas las condiciones estaban dadas para que se diera la finalísima de 1963. De hecho, cuarenta años más tarde sucedió lo inverso: Boca fue amo y señor del decisivo y se quedó con su tercer trofeo en cuatro años. A decir verdad, el quiebre se produjo en el primer choque. Con un estadio repleto, el club de la Ribera arrasó al Peixe desde el primer minuto. Con dos goles de Marcelo Delgado definía prácticamente el destino de la serie. Una semana más tarde, un nuevo golpe en el Morumbí. Un Boca explosivo dirigido por Miguel Ángel Russo se mostraba deseoso de consagrarse en América. Una vez más. Aguardaba Gremio, poderoso equipo de Porto Alegre, famoso por su condición de “copero”. El 13 de junio de 2007 se vieron las caras en la Bombonera. Esa noche, Juan Román Riquelme hizo todo lo posible para lograr su tercera Libertadores: participó en la gestación de los goles de Rodrigo Palacio y de Patricio -en contra- y anotó también de tiro libre. En la revancha, festejó por duplicado. Otra Copa. La sexta. La última.]]>