A sus 88 años, Alfredo Di Stéfano dejó este mundo y pasó a ser Leyenda. Fue dos veces técnico de Boca y consiguió dos títulos en 1969, uno dando la vuelta contra y en cancha de River.

Es un día triste para el fútbol argentino. Mejor dicho, es un día triste para todo este fenómeno mundial llamado fútbol. Esta mañana perdió la vida Don Alfredo Di Stéfano, uno de los mejores jugadores y más emblemáticos de todos los tiempos de este hermoso deporte. La Saeta Rubia dejó un legado que quedará ahora, para siempre, en el recuerdo de millones de fanáticos. Y este enorme personaje, como podía esperarse de acuerdo a la historia grande, también dejó su sello en uno de los clubes que tuvo el honor de disfrutar de sus alegrías: Boca Juniors.

Como futbolista vivió una carrera de 21 años totalmente exitosa. En el país, sus inicios están marcados por sus buenos pasos por River Plate, donde surgió en 1945 y solamente jugó un partido de aquel equipazo apodado La Máquina, y Huracán. Por una huelga de profesionales en ese entonces, Di Stéfano fue a probar suerte al Millonarios de Colombia y su gran papel llamó la atención del Real Madrid. Allí ganó literalmente todo: 15 títulos, incluidas 5 Copas de Europa (NdR: ahora conocida como Champions League) que consiguió de manera consecutiva entre 1956 y 1960. Respetado y amado por todos. Fue, hasta el último suspiro, presidente honorífico del conjunto merengue.

Entre sus tantas páginas doradas, la historia Azul y Oro arranca en 1969. Llegó al club de la Ribera como manager, tras una primera experiencia una temporada antes en el Elche, y luego de la salida de José D’Amico quedó al mando del equipo profesional ya como entrenador. Primera experiencia como director técnico en nuestro fútbol. Y vaya que hizo historia, cómo no, al obtener justamente la primera Copa Argentina jugada y el Nacional de ese año.

El último torneo mencionado, especialmente, tiene un sabor de aquellos que no se olvidan jamás a pesar que pasen los años: Boca dio la vuelta en el mismísimo Monumental, tras empatar 2 a 2 ante River con dos goles de Madurga.

Para muchos que tuvieron la suerte de verlo, este es uno de los mejores equipos en la historia del Club Atlético Boca Juniors por su juego vistoso. ¿Ese once que salía de memoria? Rubén Sánchez; Ruben Suñé, Julio Meléndez, Roberto Rogel, Silvio Marzolini; Norberto Madurga, Orlando Medina, Ramón Ponce; Ángel Rojas, Nicolás Novello e Ignacio Ramón Peña.

Es, además, el único entrenador campeón a la vez con Boca y River (logró el Nacional 1981).

También será recordado por su valentía y regreso a la conducción del Xeneize en 1985, en plena época de crisis institucional durante la presidencia de Antonio Alegre. Llegó a principio de año, sabiendo que el panorama no era el mejor y que este podía influir directamente en lo deportivo. Y como hombre que fue, puso el pecho a la bala ante la situación.

“No haremos fútbol lindo para ver, pero pondremos en la cancha todo aquello que hizo la grandeza de Boca: fuerza, garra y corazón”, Revista el Gráfico número 3407, del 22 de enero de 1985 (Fuente La Passucci).

Lamentablemente, y como era de esperarse, los resultados no fueron los mejores y antes de finalizar su contrato de un año acordó su salida tras seis partidos sin poder ganar (1 empate y 5 derrotas, una en un Superclásico) a principios de noviembre. Todo esto en medio de un club que estaba al borde de la quiebra, con una deuda en miles de dólares que se acrecentaba con el paso del tiempo.

Muchísimas gracias por lo que hiciste por Boca, Saeta. Quedarás en el recuerdo y corazón de todos los bosteros.

Que en paz descanse, Don Alfredo. Usted es leyenda. Hasta siempre.