Carlos, el héroe.

Tevez jugó el mejor Superclásico de su carrera, le dio la victoria a Boca e hizo historia en el Monumental. Sobran motivos para agradecerle.

Toda su vida soñó con un partido como el de ayer. Desde que era chico y jugaba en su barrio, con sus amigos, deseaba tener una tarde mágica, ser la figura y que su equipo salga victorioso de un Superclásico.

Porque él es Boca. Su amor y pasión por la camiseta pudo, puede y podrá más que cualquier cosa. Por eso juega como juega, dejando el alma en cada pelota y corriendo hasta cuando las piernas dicen basta. Eso es Carlos Alberto Tevez, quien ayer escribió otra página imborrable en la historia del club, de su club.

Atrás quedaron sus dichos del jueves, cuando manifestó que le costaba disputar esta clase de partidos porque la pasión lo traicionaba. Y atrás también quedarán esas críticas desmedidas, que sólo apuntan a cansar al jugador que dejó todo de lado por volver a disfrutar de su gente y de su camiseta.

Él ahora tendrá que pensar y evaluar su futuro, para luego tomar una decisión. Los hinchas, por su parte, deberán respetar su elección y, aunque no convenza del todo, agradecerle por lo que le dio a la institución. Tevez será eterno en el mundo Boca, al igual que sus goles en el Monumental. Por eso, una y otra vez: ¡Gracias!