Boca cayó por 1-0 ante Estudiantes y no pudo lograr su tercera victoria consecutiva. El Xeneize no se recuperó en ningún momento del gol tempranero del conjunto platense.

Ni siquiera tiempo de acomodarse hubo. El gol tempranero del local sorprendió a todo Boca, que recién se estaba asentando en el campo de juego.

Marcos Rojo sacó un tiro cruzado, de zurda, que se clavó en el ángulo izquierdo de Cristian Lucchetti. El Xeneize sintió el golpe y en todo el primer tiempo no pudo imponer su juego.

Imprecisiones, faltas inocentes y protestas desmedidas reinaron entre los dirigidos por Claudio Borghi. El rostro del técnico era fiel reflejo del pálido rendimiento del equipo.

El visitante apenas contó con un tiro débil de Clemente Rodríguez y disparos desviados de Martín Palermo y Lucas Viatri. Estudiantes aprovechó la confusión de su rival y, manteniendo el orden, se llevó sin complicaciones los primeros 45 minutos.

En el complemento se mantuvo la línea del tiempo inicial. El local ordenado, esperando alguna contra para salir; Boca desorientado, abusando de pelotazos en busca de alguna cabeza milagrosa.

El “Bichi” movió el banco y cambió la dupla creativa. Gaona Lugo y Cañete ingresaron por Escudero y Chávez, pero las ganas de los juveniles no le alcanzaron al equipo para mejorar.

Diez minutos más tarde, toda la carne estaba al asador: Mouche entró por Clemente y el Xeneize pasó a atacar con tres delanteros. Igual, no pudo crear ni una situación de gol.

Una y otra vez, la impotencia de Boca chocó contra la muralla que propuso Sabella. No pasó de ahí. El orden y la simpleza de Estudiantes fue mucho para un equipo sin ideas.

Pezzotta hizo sonar su silbato y se cumplió el refrán: para los de azul y oro, que venían de superar a Olimpo y Colón, la tercera fue la vencida.