Boca Juniors se quedó con los tres puntos en La Bombonera, tras vencer 2 a 0 a River Plate. Los cambios de Arruabarrena fueron fundamental para lograr este resultado. Mucho se habló, durante los primeros partidos del año, de combinar a los tres mediocampistas del plantel Xeneize con mejor pie. Gago, que pese a haber tomado la responsabilidad total de líder necesitaba complementarse con alguien; Pérez, uno de los primeros en llegar que gustó a la multitud por sus actuaciones en el verano; y Lodeiro, que siendo conocido por pocos, se ganó el respaldo de la parcialidad de Boca con su creatividad lujosa y sencilla a la vez. Con la defensa titular establecida desde hace un tiempo, con Peruzzi y Colazo como laterales y Cata Díaz y Torsiglieri compartiendo la zaga central, en el primer Superclásico de mayo, Arruabarrena le dio oportunidades a Burdisso y Monzón, que cumplieron correctamente como para garantizarse una variante de nivel, pero no a la altura de sus compañeros que salen desde el arranque. Sin embargo, ese “problema lindo” que siempre se le presentó al “Vasco” concluía en formalizar un probable once ideal, sin las certezas que ocuparían desde mitad de cancha en adelante. Hoy, con Meli, Cubas y Lodeiro como dueños del centro de Boca desde el inicio, el DT optó por transformar ese mediocampo de tres hombres para terminar con cuatro: Pérez, Gago, Cubas y Lodeiro, que, aparecieron en el campo a falta de diez minutos, le dieron la victoria al Xeneize. Los tres más hábiles respaldados por el joven de la cantera, que complementa ese juego creativo con su capacidad extraordinaria a la hora de marcar y recuperar la pelota para hilvanar, a partir de un pase rápido, una jugada en ataque. Las triangulaciones, que terminan siendo el nexo con la ofensiva, sumado al talento de Osvaldo, por el centro, o Carrizo, por una de las bandas, dejan satisfecha la idea de Arruabarrena de la rotación de la pelota y la búsqueda del hueco para concretar las llegadas al arco rival. No obstante, el problema no termina de cesar en cuanto a los de arriba. Con el esquema 4-3-3 como el que más convenció al Vasco desde su llegada, pensar en cuatro mediocampistas derrumbaría la hipótesis de tres delanteros. La jerarquía de Daniel Osvaldo y la gambeta de Pachi Carrizo le daban un plus en la competencia con sus compañeros, pero el tercer jugador era la incógnita: con buen aire y gol frente a Lanús y marcando el tanto que rompió el cero en el Superclásico, Pavón parece haber sido quien se ganó ese lugar. De esta manera, ese famoso equipo modelo se aproxima cada vez más a la realidad, pero la lista supera el número permitido para colocar en un campo de juego y el funcionamiento rotativo trae los resultados deseos. Aunque la idea de variar jugadores funciona a la perfección, el Vasco parece que encontró un posible once (o doce) ideal a base del mediocampo que le permitió el 2-0 ante River, que, como un rompecabezas, encaja a la perfección. Mientras, por ahora: punteros, invictos y en octavos.]]>