El brote de COVID-19 impidió que el plantel sume rodaje futbolístico, por lo tanto llegará sin disputar un partido oficial en 6 meses. No perder, un buen resultado.

Casi nadie recuerda cuándo fue la última vez que 11 futbolistas de Boca ingresaron a un campo de juego para afrontar un partido oficial. Solo los memoriosos podrán decir que el pasado 14 de marzo, en Mendoza, el Xeneize goleó 4 a 1 al local Godoy Cruz, con goles de Salvio, Buffarini, Izquierdoz y Campuzano, por la Copa de la Superliga que solo duró una fecha.

En el medio pasó de todo: una pandemia que puso al mundo piernas para arriba, un brote en la burbuja sanitaria del club que complicó los planes, las típicas negociaciones de los mercados de pases y la confirmación de que la Copa Libertadores de América se reanuda en medio del caos sanitario que atraviesa el continente. Por eso, más allá de que no sea prioridad en la agenda, llegó el momento de volver a hablar de fútbol.

Boca llegará complicado al partido del próximo 17 de septiembre frente a Libertad de Paraguay. Varios jugadores están recuperándose del COVID-19 y, por más optimistas que nos pongamos, la realidad indica que arribarán con lo justo al duelo contra el conjunto guaraní. Que los nombres de Edwin Cardona y Gonzalo Maroni, quienes llegaron hace pocas semanas al país, estén entre los posibles titulares es un claro indicio de lo expresado anteriormente.

La media inglesa, una vieja teoría desarrollada por los antiguos futboleros, indica que los equipos deben ganar de local y no perder de visitante. Aplicando bien esa fórmula conseguirán mantener la regularidad necesaria para poder pelear los campeonatos hasta el final. Este Boca, atravesado por el virus, podría pararse tranquilamente en esta vereda ya que acumula un empate (1-1 vs. Caracas, en Venezuela) y un triunfo (3-0 vs. DIM, en Argentina), y ahora tendrá el desafío de disputar dos encuentros consecutivos fuera de casa y sin ritmo en el lomo.

“Es imposible que lleguemos al 100%”, marcó Miguel Ángel Russo en su última conferencia de prensa. El entrenador se anticipó a posibles cuestionamientos, que podrían originarse ante resultados no favorables, y dejó en claro que si hay un torneo difícil para los equipos argentinos es esta Libertadores. Por eso, más allá de que la teoría que los clubes denominados grandes deben salir a ganar en todas las canchas, es momento de no perder dos cosas: el análisis del contexto y la paciencia.

Boca irá de punto al choque contra Libertad, que viene entrenándose desde mitad de junio y ya suma casi 10 partidos por el campeonato local. El fútbol es dinámica de lo impensado y de lógica tiene poco, pero por las dudas hay que decirlo: no perder es un buen resultado para el último campeón del fútbol argentino. Sin abrir el paraguas antes de tiempo, pero entendiendo en qué situación está el equipo. Allá vamos…