Juan Román Riquelme fue la figura del equipo y salvó el honor de Boca en Inglaterra. Metió las dos asistencias para que el Xeneize empatara el partido.

¿Qué sería de este equipo sin este jugador? Si hasta con él en cancha hay momentos en los que se juega mal, imagínense las cosas que podrían a llegar a pasar si Riquelme no estaría en cancha. En algún momento, que ojalá sea uno muy lejano al presente, esto va a pasar. Pero mientras tanto, disfrutemos del (lejos) mejor jugador del plantel.

El primer tiempo de Boca fue espantoso y Román fue contagiado por y como todo el resto. Fue el único jugador del equipo que entregó pases redondos y a él le costó muchísimo recibirlos como tal: tuvo que bajar demasiado porque el equipo dirigido por Julio César Falcioni no podía pasar la mitad de cancha, por la muy buena presión ejercida por el Arsenal, costándole horrores salir jugando.

Cuando en el segundo tiempo todo parecía perdido, y mucho más después de ese gol de vestuario del conjunto Gunner, el diez frotó la lámpara y tras una recuperación de Walter Erviti en ¾ de cancha, encaró hacia el área rival, tocó hacia un costado y Lucas Viatri le rompió el arco a Vito Mannone. Tres minutos más tarde, JR10 puso otro pase magistral a Pablo Mouche, quien había ingresado por Darío Cvitanich, y este marcó el empate definitivo. A partir de estas acciones, Boca se soltó y le jugó de igual a igual al equipo de Arsene Wenger.

El enganche está más encendido que nunca y todos se ilusionan con lo que podría llegar a ser un muy buen semestre. ¿Podremos disfrutarlo en el campeonato en un gran nivel? Es el deseo de él y todos los hinchas pero poco servirá tener a un Román enchufado, si los que lo acompañan no están en la misma sintonía. Hasta ahora, el equipo es el diez y 10 más…