Por distintos motivos, en las últimas dos fechas y, por ahora, en la que viene, Julio César Falcioni pondrá en cancha su esquema preferido.

El verdadero Boca de Falcioni, idealmente, será aquel que reciba no más de dos llegadas por partido, defienda dos contra uno en todo sector de la cancha y presione cerca del arco rival. Se vio en el verano, no se vio en el torneo. Sólo en el primer tiempo frente a All Boys, en el 0-0 de la tercera fecha.

Ese día la multitud insultó al entrenador por excluir a Juan Román Riquelme del equipo, aunque en realidad el juego, al menos durante el PT, estuvo a la altura del nivel frente a Godoy Cruz. Frente a los mendocinos, no se tuvo suerte en ataque pero sí la desdicha de hacer mal todo lo que podía hacerse mal en defensa.

La fecha última, los de Floresta no pasaron tres cuartos de cancha y en cambio Boca no hizo dos o tres goles porque Nicolás Cambiasso atajó bárbaro, porque Pezzotta anuló mal un gol, porque el palo dijo que no dos veces y porque los defensores sacaron alguna que otra en la línea.

¿Qué pasa si Boca convertía y ganaba por dos goles? ¿Iba a estar bien sacar a Riquelme? ¿Tan resultadista se tornó el hincha de Boca? Se ganó frente a Racing jugando mal, según palabras del propio 10, pero como su ausencia fue por lesión (una más y van…) y no por decisión del DT, nadie insultó a nadie y se festejaron los tres puntos.

Tras la salida de Claudio Borghi, no había un candidato claro para ser el director técnico. Sin embargo Falcioni, sin completo apoyo, era quien a priori parecía indicado, no para ver un Boca vistoso, para nada, pero sí para recuperar algo de firmeza y actitud.

Ahora pareciera ser que Riquelme no podría estar frente a Vélez el domingo, por lo cual el equipo tendría en cancha a Diego Rivero en lugar Cristian Chávez, a Seba Battaglia junto a Walter Erviti en el centro, ya que Leandro Somoza no puede jugar contra su ex club, y por izquierda Nicolás Colazo. 4-4-2, con juego en el medio y velocidad por afuera.

Esto es Falcioni. Para esto se lo trajo. Criticarlo en la tercera fecha es simular ser hincha de un equipo que no ganó nada en los últimos 12 años y está desesperado. No es el caso, Boca ganó todo, y más. Con dos técnicos, uno de ellos dos veces, con dos esquemas distintos. Sobran vitrinas (y llenas) como para soportar un injusto empate en pos de definir un equipo.