Boca inició el año con un título y lo cerró de la misma manera. La Copa Diego Maradona y la Copa Argentina fueron los dos grandes logros para esta gloriosa institución que tuvo un 2021 positivo. Dentro de estos doce meses podemos encontrar algunos futbolistas destacados y uno de ellos es Marcos Rojo.
El defensor arribaba al club a comienzos de febrero y pese a los diferentes ofrecimientos, optó por llegar al club de la Ribera, siendo el único refuerzo y el más importante de todo el mercado de pases. Su camino en el “Xeneize” fue de menor a mayor ya que ell central cargaba con una importante inactividad con la camiseta de Manchester United. Sumado al parate pandémico y las lesiones que no le permitieron sumar minutos en su préstamo por Estudiantes de La Plata.
Estos factores impidieron que el primer semestre sea el esperado ya que algunas molestias físicas lo alejaron de las canchas (9 partidos jugados) y no pudo llegar al nivel deseado. Sin embargo, esto cambió a mitad de año, momento clave en el que se dio esa gran transformación.
Uno de los motivos de su llegada era para consolidarse como uno de los referentes y así fue. Retornó a los entrenamientos días antes del inicio de la pretemporada y allí empezó a marcar el liderazgo, para que se sumen algunos juveniles y otros lesionados. Una vez comenzado el segundo semestre, Marcos fue una de las piezas fundamentales. El central tuvo esa pretemporada que sentía que le faltaba y en los últimos meses respondió con creces y demostró que está a la altura de la camiseta azul y oro.
En la defensa estuvo firme partido a partido, formando una gran dupla junto a Carlos Izquierdoz, quizás la mejor en nuestra liga. En esta faceta tuvo grandes rendimientos en duelos claves, esa solidez se vio plasmada en reiterados partidos sumando vallas invictas y además la continuidad ha sido totalmente diferente, llegando a 26 partidos en el año entre torneos locales e internacionales.
En un plantel en formación, la presencia de Rojo ha sido trascendental no solo en lo futbolístico sino que fuera de la cancha también marcó su figura como referente. Uno de los ejemplos más claros fue su injerencia para la recuperación de Agustín Almendra, generando una gran amistad y encarrilando al volante en otras cuestiones.
