Ya se viene el debut de Boca en el Clausura y PBJ opina y pronostica acerca del futuro Xeneize.

Lejos quedó aquel título obtenido con Carlos Ischia, a fines de 2008, en el triangular memorable disputado ante San Lorenzo y Tigre. Desde la gloriosa etapa de Bianchi, el hincha de Boca tiene la mala (buena) costumbre de exigir el triunfo en cualquier torneo en el que se presente la camiseta azul y amarilla, sin importar si es de Verano o la mismísima Copa del Mundo.

Tras un 2009 sin pena ni gloria, en el que no se peleó ninguna competencia ni se clasificó a la Copa Libertadores, se esperaba con ansias el año nuevo, que de ninguna forma podía ser peor. O quizás sí.  Este 2010 comenzó movidito: la no llegada de refuerzos, las sucesivas renuncias de Alfio Basile y Carlos Bianchi, un verano sin triunfos (incluyendo dos caídas ante el eterno rival) y el estado de crisis total en la institución, que se encargan de generar fácilmente los medios de comunicación.

Una vez pasado el temblor, las piezas se fueron acomodando en La Boca. Abel Alves, el incansable bombero salvavidas del club, dejó su querida reserva y pasó a ser, por lo menos por seis meses, el técnico del primer equipo. Ni Guillermo Barros Schelotto ni Diego Cagna pudieron esta vez con el “Chueco” que, al mejor estilo Fangio, les sacó una vuelta de distancia.

Llegaron Matías Giménez, de Tigre,  Jesús Méndez, de Central,  y Sebastián Prediger, del Porto, para reforzar un mediocampo que extraña horrores a Seba Battaglia. La zona más criticada, la defensa, no sólo no se fortaleció sino que también sufrió la ida de Julio César Cáceres.

Igualmente, hay que considerar la vuelta de Ezequiel Muñoz, tras su largo parate por la rotura de ligamentos cruzados de la rodilla derecha, y la aparición en primera del colombiano Breyner Bonilla como dos alternativas posibles a los problemas del fondo.

Alves apostará a la experiencia de “los de siempre” (Abbondanzieri, Ibarra, Riquelme y Palermo), sumado al hambre de gloria de “los recién llegados”. Obviamente, sin olvidar la frescura que pueden aportar “los pibes” ( Erbes, Colazo, Muñoz), que el entrenador tan bien conoce de la reserva.

¿Las expectativas? Como todo inicio de torneo, Boca va por el título. A muchos, el revuelo 2010 Xeneize lo hace menos favorito que en otras oportunidades, pero eso sería un error. Este grupo, herido en su orgullo y con la idea de cambiar la imagen de los últimos tiempos, dejará todo en la cancha y demostrará todo lo que puede rendir.

Sin dudas, los jugadores, el cuerpo técnico, los dirigentes y, obviamente, los hinchas comparten la ilusión y el deseo para este semestre: lograr el campeonato.