El cuadro del Xeneize es el más difícil, es cierto. Pero en la Libertadores hay que guardar el manual de las excusas y jugar.

El sorteo de la fase final de la Copa Libertadores de América ya es un hecho. Boca cayó del lado más difícil del cuadro, se medirá ante Internacional de Porto Alegre en octavos y luego podría cruzarse frente a Flamengo o Racing.

Es cierto que, más allá del buen nivel del equipo Xeneize, el panorama pinta bastante complicado teniendo en cuenta la magnitud de los clubes que se ubican en esa misma vereda. Del otro lado, donde por ejemplo está River, la historia es un tanto más simple.

En las redes sociales, los hinchas empezaron a dejar sus sensaciones apenas vieron el nombre del equipo dirigido por Eduardo Coudet en el papelito de la bolilla. Algunos, un poco enojados por lo que tocó; otros, indignados por la dificultad de Inter comparado con el contrincante del eterno rival, que va con Paranaense.

Sabemos lo que queremos”, dijo Miguel Ángel Russo en su última conferencia de prensa. La palabra del entrenador marcó el camino y, hoy en día, no hay mejor decisión que encolumnarse detrás de él.

Para ser campeón, hay que ganarle a todos. La frase hecha y trillada ya se dijo una doscientas veces, pero el paso del tiempo no le quita veracidad. A lo largo de su historia, Boca ha ganado partidos imposibles y salió derrotado en ocasiones inesperadas. La Copa es difícil y debe jugarse. Donde sea y contra quién sea.