Dos comentarios que marcaron la carrera de Franco en Boca. Esto dijo.


A lo largo del ciclo más ganador del club, Carlos Bianchi depositó su fe en varios juveniles y les dio la posibilidad de debutar en la máxima categoría. A principios de 2003, año que sería muy importante en la historia de Boca, debutaba Franco Cángele.

En el conjunto azul y oro tuvo dos etapas en las cuales obtuvo cuatro títulos, todos ellos en su primer ciclo. A pesar de su paso por otros clubes de Turquía y algunos del ámbito local, su paso por el Xeneize fue el más importante.

El delantero tuvo una charla con Planeta Boca Juniors mediante un ‘Live’ en Instagram, recordó su paso por el conjunto azul y oro y relató dos anécdotas con personas muy vinculadas a la institución.

Cángele fue partícipe de la serie ante River por Copa Libertadores 2004. El exfutbolista dio detalles de aquella definición por penales en el Monumental y su charla con Carlos Bianchi:

“Me acuerdo que Bianchi empieza a buscar y señalar el orden de los penales. Da los cinco y yo le dije que pateaba el sexto. Me mira y me dice: ‘bueno, pero igual no vamos a llegar al sexto’. Yo rezaba de que no me toque. Uno conoce de los entrenamientos quién patea bien y quién no tanto. Uno desconfiaba más del Flaco que de Ledesma o Villarreal. Había que patear ese penal. Mientras estaba en la mitad de la cancha yo no quería saber nada con patear, ¿qué iba a hacer? Cerrar los ojos y patear al medio del arco”.

Su salto a Primera se dio muy joven y se vio rodeado por grandes jugadores que habían dejado una huella importante en el club. Diego Cagna fue uno de ellos y Franco contó otro episodio con el exvolante:

“Sabía lo que era Boca cuando llegué a Primera. Íbamos siempre a la cancha, el equipo ganaba todo. Se sentía bastante el mundo Boca. Pero uno a esa edad no registra mucho, es la verdad. Yo puedo decir que me metí al vestuario y agachaba la cabeza, no decía ni ‘buen día’ porque me daban cosa esos monstruos. Estaban todos los que habían ganado la Intercontinental en el 2000. Cagna me dijo ‘nene, ¿no sabés decir buen día vos?’. Y a partir de ese día, empecé a decir ‘buen día’ aunque no haya nadie en el vestuario. Habiendo tantos personajes, con 17 años intimidaba. Pero la verdad que la pasé bien y me adapté rápido a los entrenamientos”.