Luego de la eliminación en la Copa de la Liga, llega el turno del recambio. No solo de nombres, sino también de idea futbolística.

El primer semestre de Boca tiene un punto final. Si nos basamos en resultados, la cosa no anduvo tan mal: dos semifinales, una copa local y una eliminación a River después de varias pálidas en los mano a mano. Pero si tomamos en cuenta el juego, la deuda es gigante ya que el equipo nunca pudo lucirse en momentos determinantes.

Ahora será el turno del descanso, las vacaciones, el mercado de pases y la “refundación” de un plantel que sufrirá varias bajas debido a los contratos y a rendimientos que no estuvieron a la altura. La danza de nombres sobre posibles refuerzos ya comenzó a sonar, pero hay algo a lo que los dirigentes deben prestarle mayor atención: la idea futbolística.

Boca no puede pasar más tiempo sin saber a lo que juega. Porque no es que se arrastre en la cancha u ocupe los últimos lugares de la tabla, pero cuenta con una carencia de fútbol absoluta en momentos determinantes y queda eliminado de torneos (véase Santos en Libertadores 2020 y Racing en Copa de la Liga 2021) casi sin patear al arco. Una cosa inadmisible para una institución tan gloriosa.

Que los que no quieran estar acá, se vayan. Que lleguen jugadores para jerarquizar el plantel. Que se arme un grupo con hambre de gloria. Pero, antes que todo eso, que haya una bajada de línea futbolística mucho más ambiciosa que la que se vio hasta ahora. Porque la grandeza de Boca también se honra con la pelota en los pies, no solo trabando con la cabeza.