El ‘Vasco’ habló sobre la relación entre los dos ídolos y relató un episodio particular. Esto dijo.


Una de las épocas más exitosas en Boca y quizás la más importante, fue la que se dio de la mano de Carlos Bianchi como entrenador del club. En aquellos tiempos gloriosos, el Xeneize obtuvo títulos a nivel local e internacional, destacando grandes proezas como los triunfos ante Real Madrid y Milan.

Dentro de los grandes intérpretes por esos años se pueden encontrar a Juan Román Riquelme y Martín Palermo, dos de los máximos ídolos. Dentro de la cancha, ambos se entendían a la perfección, pero fuera de ella la situación no era la misma.

El vínculo entre el volante y el delantero era prácticamente normal en sus comienzos pero, tras sus pasos por el fútbol español, la relación se fue desgastando poco a poco hasta romperse por completo. Uno de los testigos de estos episodios fue Rodolfo Arrubarrena, ex jugador y entrenador de Boca.

El “Vasco” habló con Líbero y allí brindó algunos detalles de lo que sucedió entre el “Diez” y el “Loco”:

“Cuando me fui en el 2000 no había ningún tipo de problema. Yo después me entero que decían que había una diferencia cuando se jugaba la final contra Real Madrid, pero no era así. Había afinidades, pero no grupos. Y ellos se hablaban constantemente. Cuando llegué en el 2008 a Argentina, ahí sí que no había esa afinidad. Recuerdo que quise organizar un asado con ex compañeros, algunos de River, pero tuve que hacer dos diferentes porque no había una sintonía entre ellos”.

Luego, agregó:

“Son dos grandes personas y jugadores. En el 2002-03, cuando uno estaba en Villarreal y el otro en Barcelona, se llevaban bien. Es más, Román alquiló la casa de Martín cuando llegó a Villarreal. En ese momento tenían comunicación, pero después cambió por diferentes motivos. Si bien son muy generosos con sus amigos, tienen diferentes maneras de pensar”.

Sobre el final, Arrubarrena mantiene las esperanzas de que esta relación pueda afianzarse en el futuro:

“Nunca les pregunté por qué. No soy amigo de ellos, pero sí que tengo relación y puedo charlar. Con Román hablé dos o tres veces hace poco por diferentes motivos, pero con Martín hace bastante que no lo hago. Lamentablemente es así, pero tengo la esperanza de que en el algún momento se puedan amigar. Algo parecido sucedió hace algunos días entre Cristian Traverso y José Basualdo. Están cada vez más viejos y más boludos, cuando tendrían que ser más sabios”.