El 16 de abril de 2012 Derrick Alston jugaba su último partido profesional, y lo hacía con la camiseta de Boca. Aquí, un pequeño homenaje al ídolo del básquet Xeneize.

Con 40 años Derrick Alston se ganó el corazón de los hinchas a pura garra. Llegó en el 2009, de la mano de Fernando Duró. En total jugó cuatro temporadas con la azul y oro, en las cuales se ganó el mote de ídolo. En total vistió la camiseta xeneize en 121 partidos. A lo largo de su paso por el club promedió 11 puntos y seis rebotes.

Pero el aporte de “Palito” no queda solo en lo números. La gran entrega en cada juego y el carisma con la hinchada fue determinante para que se ganara el corazón del fanático bostero. La picardía y la inteligencia para jugar se veían en cada encuentro. Como en aquella oportunidad frente a Estudiantes en La Bombonerita: Derrick tenía que sacar de un lateral, al no tener ninguna posibilidad de pase decidió hacerle rebotar la pelota en la espalda de Jerome Meyinsse. El auto pase sobre el final del último cuarto terminó en volcada y falta, para ganar el partido.

Alston nació el 20 de agosto 1972, en New York. Empezó su carrera en la Universidad de Duquesne, y su primer paso por la NBA fue en los Philadelphia 76ers. Con 36 años debutó en Argentina, con Libertad de Sunchales.

Aparte de Duró, Pablo D´Angelo y Oscar Sánchez dirigieron al gran Alston. Con éste último llegó a forjar una gran amistad, que continúa hoy en día a la distancia. Actualmente Palo está radicado en Houston, donde se encarga del desarrollo de los jóvenes jugadores. “Ahora no soy un jugador, soy un coach”, comentó a Triple Xeneize (lunes a las 21 por www.mundosurfm.com), “tengo que cambiar mi pensamiento. Estoy aprendiendo”.

El cariño es mutuo, y a la distancia Palito recuerda a sus fanáticos: “mi conexión con el hincha fue increíble”, rememora, “no estoy con el equipo, pero me siento parte de Boca”. A pesar que hace un año no se lo ve por el club, todavía se recuerdan sus 2.06 metros y su sonrisa saliendo de La Bombonerita. Derrick Alston no solo será recordado por su talento en el parquet, sino también por su simpatía con la gente. “Gracias por los tres años, toda la ayuda. Gracias a ustedes yo podría jugar hasta los 44”, agradeció el interno. “Un día voy a volver y me quiero sentar con ustedes a ver al equipo”.