El regreso del “Virrey” a Boca se concretó el 17 de diciembre del año pasado y fue presentado dos días más tarde. Un repaso por el 2013 del entrenador.

El lunes 17 de diciembre del año pasado el Planeta Boca se conmocionó por la noticia más esperada: la confirmación de que Carlos Bianchi, luego de algunos días de negociación, había aceptado la oferta y volvía a ser el entrenador de Boca Juniors. Daniel Angelici lo presentó oficialmente dos días después, en un evento que incluyó abrir la Bombonera para que la gente salude al técnico más ganador de la historia Xeneize.

Lo primero que hizo Bianchi fue intentar convencer a Juan Román Riquelme de que vuelva a ponerse la número 10 azul y oro, a la que había renunciado después de la caída en la final de la Copa Libertadores frente a Corinthians. De movida, eso no se consiguió. El 4 de enero de 2013, el plantel volvió a las prácticas bajo las órdenes del “Virrey” y ese día Román remarcó que no iba a cambiar su palabra.

De esta manera, el tercer ciclo inició sin refuerzos pero con toda la expectativa que generaba tener al DT más deseado de cara a un primer semestre en el que el principal objetivo era la Libertadores. Claudio PérezRibair Rodríguez y Juan Manuel Martínez se convirtieron en las caras nuevas algunos días después, pero el verano no fue bueno. De cinco juegos, Boca ganó uno, empató otro y perdió tres, dos de los cuales fueron contra River. El mal desempeño de su equipo le trajo a Bianchi una noticia que él esperaba: Riquelme quiso volver para ayudar, aunque se perdió los primeros choques oficiales para ponerse a punto físicamente.

Comenzaron los juegos por los puntos y también el verano se constituyó en un presagio de que el 2013 no sería glorioso como se esperaba. En el Torneo Final firmó la peor racha de su historia sin ganar: lo hizo en la jornada inicial, 3 a 2 contra Quilmes después de ir perdiendo 2 a 0, y recién repitió doce partidos después, contra Colón por la mínima diferencia.

Mientras tanto, en la Copa Libertadores le iba mejor pero clasificó con lo justo como segundo en su grupo para octavos de final, sin convencer desde el juego y perdiendo dos de los tres encuentros en la Bombonera (1-2 con Toluca de México y 0-1 con Nacional de Uruguay) y recuperando unidades fuera de casa (2-1 contra Barcelona de Ecuador y 1-0 frente a los uruguayos). Riquelme volvió pero su talento no logró solucionar los principales problemas, que se daban en la faz defensiva.

La ilusión de conquistar América se quedó en cuartos de final contra Newell’s, después de igualar sin goles ambos encuentros y caer en los penales.  El campeonato argentino, al mismo tiempo, se iba y la campaña fue la peor de la historia de Boca, con solo 18 puntos, tres triunfos, nueve empates y siete derrotas, en un lapidario e histórico penúltimo lugar. También se terminó antes de tiempo la Copa Argentina, con caída 3-1 frente a All Boys en cuartos de final.

Había que barajar y dar de nuevo. Los refuerzos que llegaron invitaban a ilusionarse, con vueltas como las de Daniel “Cata” Díaz y Fernando Gago, el arribo de Emmanuel Gigliotti, uno de los goleadores del Final 2013, y el regreso de su préstamo en Godoy Cruz de Emanuel Insúa. También se sumaron Franco Cángele, Claudio Riaño y Emanuel Trípodi.

El gran karma, que fue figurita repetida respecto del semestre anterior aunque esta vez con un solo torneo en juego: las lesiones. En todo el año, fueron 61 los golpeados por problemas físicos y repetidas dolencias musculares. Esto, por supuesto, impidió a Bianchi repetir formaciones (en el Inicial que acaba de terminar utilizó 16 distintas en 19 partidos).

Así las cosas, Boca entró en la irregularidad de la mayoría de los equipos del campeonato y nunca encontró un funcionamiento convincente  durante varias fechas seguidas. Estuvo siete partidos invicto entre la caída de la sexta jornada con Olimpo y el empate en Mendoza contra Godoy Cruz. Volvió a perder en la visita a San Lorenzo, uno de los rivales directos por el título y posterior campeón, y desde allí solo consiguió un triunfo más en los cinco juegos finales que lo dejaron sin chances de campeonar.

“Soy optimista y creo que Carlos va a terminar su contrato porque nos va a dar alegrías. Hay que ganar y darles alegrías a nuestros socios. No creo que él esté pensando en otra cosa y nosotros tampoco”, declaró el presidente Angelici.

Se va un año lleno de problemas, pero Bianchi sigue con el apoyo de gran parte de los hinchas. Su crédito no se agotó y sus títulos en Boca le dan espaldas. Habrá que mejorar en un 2014 sin Copa Libertadores, en el que la obligación de lograr campeonatos será cada vez más grande.